Al llegar a las habitaciones, fue abriendo las puertas, una por una, hasta encontrar a Keith. Unas puertas después, dio con la que habían dejado para él.
-¡Keith! Tenemos que hablar... -dijo, pero, cuando entró completamente a la habitación, se dio cuenta de que no había nadie, que estaba completamente vacía: ni siquiera la ropa de Keith estaba ahí -. Ya se fue...- miró la cama vacía -. ¿Qué le pasa?
Salió de la habitación, y fue por los pasillos hasta salir del castillo, con la esperanza de verlo en algún lado, pero se encontró con Korann, junto con los chicos y el rey Alfor.
-¿Qué ocurre, Lance?- dijo Hunk, tomando una copa de lo que parecía ser agua.
-Keith se ha ido, no sé adónde, está enojado conmigo, creo, y tampoco sé por qué- dijo, y siguió mirando alrededor. ¿Tan rápido se podría haber ido? ¿Tanto tardó en llegar a las habitaciones?
-Lo encontraremos- contestó Pidge, poniéndole una mano en el hombro y sonriéndole con esperanza, intentando contagiarlo. Lance no se inmutó -, después de todo, tú le salvaste la vida, sin ti él no estaría aquí.
-Bien, gracias, chicos- dijo mientras abrazaba a ambos con fuerza.
Mientras tanto, Keith estaba más perdido que aguja en pajar, no sabía con quién debía hablar para salir de ese... planeta, lo único que sabía era que no eran agresivos, así que, si quedaba atrapado ahí, sabría sobrevivir hasta que pueda escapar.
Estaba muy estresado, caminando por los pasillos llenos de cápsulas, parecidas a la que él salió y encontró a Lance.
Frenó en seco, y casi se le caía su ropa de los brazos.
Lance.
Se preguntó si estaría bien.
Miró al vacío por un rato. Se encogió de hombros y siguió caminando.
-Tengo que fingir que no me importa- se recordó a sí mismo.
En el patio, Lance temblaba.
-Comencemos a buscar, antes de que sea de noche y no veamos nada- dijo seguro, comenzando a caminar.
-Los acompañaré- dijo Alfor.
-Yo también iré- agregó Korann.
-Gracias, lo aprecio mucho. -Lance les sonrió.
Los ojos de Hunk y Pidge se iluminaron. Querían verlo sonreír sinceramente más seguido.
Cuando comenzaron a alejarse, la puerta del castillo se abrió y pudieron ver la cara de Allura, charlando con... Keith.
El corazón de Lance se alteró y comenzó a bombear sangre más rápido.
-Qué demonios, ¿por qué está con Allura?- preguntó molesto. Aunque sabía que no debía molestarse por nada: no eran nada, Keith lo odiaba y él sólo lo estaba buscando para poder arreglar las cosas.
Apretó los labios.
-Cálmate, veamos qué sucede- dijo Pidge, antes de caminar hacia ellos.
Los cuatro chicos la miraron, pero fue seguida por el rey, Korann y Hunk, mientras que Lance dejaba sus pies clavados en el suelo, mirando los ojos violetas, cansados y molestos, a la lejanía.
Tenía miedo de acercarse.
Y Keith lo miró, y su mundo se detuvo.
Lo miró indiferente, por dos segundos, y volvió su atención a Allura.