•46•

873 93 11
                                    

Keith siguió contemplando a Lance, y Lance contemplaba a Keith. Ambos sumidos en su mundo, y la persona que tenían enfrente era la causa de sus pensamientos.

Keith se acercó y lo besó despacio. Lance subió su mano a su nuca e intentó acercarlo más, cerrando los ojos y disfrutando el momento.

Cuando se separaron, Lance miró hacia donde estaban sus amigos y no había nadie.

-Creo que se fueron- murmuró sonriendo, y apoyó su frente en el hombro de Keith.

Keith apretó el agarre de su cintura.

-Creo lo mismo. Deben estar cansados.

-¿Vamos a seguir bailando?- preguntó Lance, y le besó la mandíbula.

Keith tragó con dureza.

-Uh... Sí, por supuesto. ¿Tú quieres?

Todavía seguían moviéndose, sólo que más despacio que el resto.

-Sí- dijo somnoliento Lance -. Más tarde podremos dormir. Disfrutemos.

Siguieron bailando lo que restaba de la noche. El líder les había dicho que el festival no terminaba hasta que el fuego no se apague, y podía durar días y días hasta que la llama se extinga.

Cuando el sol comenzó a subir, pararon, y Lance sintió sus piernas temblar.

-¿No estás cansado? - dijo, respirando agitado mientras tomaba sus rodillas.

-Para nada, podría seguir si quisiera, pero, si lo hacemos, voy a matarte, y no quiero eso- respondió con una sonrisa juguetona y una ceja alzada.

Lance se paró y abrazó a Keith lo más fuerte que pudo. Luego, se separó y le dio un enorme beso en los labios.

-¿A qué se debe?- preguntó Keith, aún juguetón, pero queriendo darle otro beso y más largo que el anterior.

-Gracias...- susurró Lance, entrelazando sus manos.

-Estoy confundido- dijo Keith, torciendo el cuello.

-Gracias por... quererme como soy, discúlpame por haber sido tan ingenuo, por... Todo, realmente... Gracias, Keith.

Lo miró lleno de vergüenza y Keith lo miraba lleno de amor. Salieron del centro, y Lance, sin saber cómo ni cuándo, terminó acostado en el piso, con Keith arriba.

-Te amo, Lance- dijo cerca de su rostro.

Lance sonrió como bobo y le acarició la cara.

-Y yo a ti- contestó, dejando otro beso en su boca.

Keith se apoyó en sus brazos para no aplastar a Lance, y profundizó más el beso, cerrando los ojos y centrándose en él.

Después de unos segundos, se alejó, viendo a Lance con los ojos brillando y con un poco de césped en el cabello, con una sonrisa tierna y sintiendo sus dedos seguir el contorno de su cara.

Se acercó y le dio un beso corto. Y otros dos más.

-¿Ya terminaron de ser empalagosos?- preguntó Pidge.

Keith se sobresaltó y casi aplasta a Lance.

-¿¡HACE CUÁNTO ESTÁS AHÍ!?-gritó Lance, haciendo que Keith se caiga a un lado y él pueda pararse.

-Lo suficiente para ver su actuación de amor- dijo, sonriendo pícara-. Shiro ya quiere irse, según dice, los arusianos están acosándolo.

-Ash, bien, vamos- dijo, ayudando a Keith a ponerse de pie y comenzando a caminar.

Keith miró al suelo, rojo de vergüenza, y se dirigieron hacia la casa que les habían dado. Cuando llegaron, Shiro corría como loco por la calle, siendo perseguido por los arusianos.

-¿Y a este qué le pasa?- le preguntó Lance a Hunk, quien se reía como loco con Pidge y ambos apretaban sus vientres.

Sacó una lágrima inexistente de su ojo derecho, intentando calmarse.

Keith y Lance alzaron una ceja.

-Los arusianos ven curioso el brazo de Shiro y quieren tocarlo- dijo divertido, y volvió a reír.

-¡Oye, Shiro!-gritó Keith -. ¡Ya vámonos, sube a la nave!

-¡GRACIAS AL CIELO!-respondió, corriendo a toda velocidad a la boca del león.

Varios arusianos lo siguieron hasta allá, mientras que otros se agarraban de las rodillas y respiraban agitados.

Por otra parte Keith, Lance, Pidge y Hunk buscaron las pocas cosas que tenían dentro de la casa, las guardaron en unas mochilas que el líder les dejó al lado de la puerta, y fueron a agradecerle por la hospitalidad y el respeto de su gente.

Luego de eso, fueron a la nave, y Lance no dejaba de bostezar.

-Deberían pegarle una cachetada a ver si se despierta- dijo Pidge aburrida.

Hunk lo pensó un rato y dijo:

-¡Yo lo hago!

Keith los miró, también aburrido.

-Nadie va a golpear a nadie. Dejen que se despierte solo.

-Tú también estás cansado- dijo Pidge mientras subían al león.

Lance iba atrás del todo.

-Sí, pero yo puedo dormir- dijo sonriendo.

-¡Tengo sueño!- chilló Lance, haciendo eco por toda la nave.

-Va a ser un día largo- dijo Hunk, suspirando -. Sólo quiero llegar a casa y abrazar a mis padres.

-¡Yo también!- dijo Pidge con entusiasmo -. Aunque mamá me retará y papá me sacará la computadora durante unos días... pero no importa.

Keith se relamió los labios, y esperó a que Lance los alcance.

Mullet [KLANCE]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora