Mullet [KLANCE]

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-Creo que encontré la forma para ubicarlos desde aquí.- Lance y Pidge se habían reunido junto con Hunk para intentar encontrar a la tripulación de Cerberos, por lo menos para intentar hacer algo hasta que las autoridades se hagan cargo-. Hunk, podemos crear un dispositivo que transmita ondas de un alcance considerablemente alto.

-Claro, sólo necesitamos las piezas necesarias -le respondió, tocando su barbilla. Lance los miraba e intentaba escuchar un poco, intentando no desconcentrarse.

-Yo puedo encargarme de eso- dijo Lance, quería tener algo en que pudiera ayudar.

-Te haremos una lista de lo que necesitamos, algunas cosas ya las tenemos pero... faltan las más importantes.- dijo Pidge, sonriendo incomoda.

-¿Como qué?

-Pues, necesitamos una radio, sus componentes son útiles, además de cables, puede ser de cualquier tipo; hacen falta herramientas, como destornilladores, pinzas, etcétera...

-Las traeré lo más rápido que pueda -dijo con seguridad, agarrando su mochila azul oscuro y subiéndola a su hombro.

Se puso de pie, anotó las cosas en un papel (después de que Pidge se lo haya repetido todo) y salió corriendo de la cochera.

-¡No nos moveremos de aquí!- gritó Hunk desde su asiento.

Era una de esas veces en las que Lance se encontraba muy feliz, tan sólo por el hecho de que ubicaría a su Mullet y lo vería de nuevo en poco tiempo. O esa era su esperanza y su motivación a dar lo mejor de él. Ya había imaginado miles de sus futuros encuentros, quería abrazarlo, hablarle, sentirlo con él.

Al correr sintió el viento en su rostro, haciéndolo tranquilizar, moviendo su pelo de un lado al otro, pensando en nada negativo; todo estaría bien: Shiro, Matt y Keith estarían a salvo en muy poco tiempo.

Dejó de correr cuando vio el letrero de la ferretería. Intentó regular su respiración y, cuando se calmó un poco, dio una bocanada de aire y entró por la puerta de vidrio.

-¡Buenos días, Lance!- exclamó el vendedor, sonriéndole.

-Hola, Oscar.

Oscar era un señor cuarentón, tenía dos hijos (uno de ellos iba con Lance al colegio), era casado y su piel tenía un tono bronceado; no era muy alto pero tampoco bajo, sus ojos eran oscuros y tenía algunas canas alrededor de su cabeza.

-Y dime, ¿qué te trae por aquí ésta vez? -dijo, apoyando su codo en la mesa.

Lance agarró la hojita donde estaban los garabatos rápidos de lápiz e intentó entender su letra.

Después de una pequeña lucha, empezó a decir:

-Necesito una radio, muchos cables (de cualquier tipo), un destornillador y unas pinzas.

- Bien -dijo, volteando y dándole una radio de las que se encontraban atrás suya-, y ¿qué piensas hacer con todo eso?

-Con unos amigos estamos intentando ubicar la nave perdida en la misión Cerberos -dijo, alzando un poco la voz cuando Oscar se iba para el fondo del local.

-Me parece genial que quieran ayudar -dijo cuando volvió, con todo en mano. Sumó todo lo que Lance llevaba y agregó:- Serían $30.95.

-Bien -murmuró mientras buscaba el dinero. Pagó y agarró la bolsa -, ¡gracias!

-¡Adiós! Que tengas buen día.

Al salir un gran suspiro salió de su boca.

-Keith, espero que tengas paciencia, pronto estaremos juntos...