4.

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—Veo que te encanta este sitio, aún que, la verdad, la tía tiene un bonito baño.—Darío miró alrededor.

—Darío.—Llamó.

El recién nombrado miró a Lucas y levantó las cejas a modo de que siga con lo que le quiere decir.

—Sobre el beso...-

—Bueno, fue un piquito, no te explotes la cabeza con ello, fue irrelevante.

—¿¡Para ti todo es irrelevante!?

Darío se sobresaltó al oír a su mejor amigo gritarle.

—Um...No es eso. Es que...Solo fue un roce de labios, tampoco fu-

—¡Fue mi primer beso!—Gritó el pecoso.

—¡El mío también!—Darío se sonrojó. Fue entrañable. Nunca lo había visto así.

—Un amigo me dijo que el primer beso es cuando metes lengua.—Susurró Lucas mirando por la ventana del baño.

—Ah...—Dijo simplemente Darío.

Ambos se quedaron en silencio, no sabían que decirse, en serio, hoy fue un día de lo más extraño.

—¿Por qué...um...ya que técnicamente nos hemos dado nuestro primer beso...por qué no lo hacemos bien?—Titubeó Darío.

Lucas lo miró sorprendido. No podía haber dicho, ¿verdad?

Su pulso empezó a acelerarse y se sintió un idiota por estar entre emocionado y nervioso.

—¿Enserio? ¿Quieres...?

—Bueno...creo que debemos hacerlo bien.

—Somos dos chicos.

Darío abrió los ojos sorprendido.

—T-Tienes razón...No sé en que estaba pensando. Sería extraño.

Lucas lo miró, se veía tan adorable, luego miró sus labios, era tan bonitos, no gordos ni finos, entre medios, normales, y muy rosaditos.

Lucas lo tomó de las mejillas.

Darío lo miró respirando pesadamente.

Lucas tragó saliva.

Bien.

Lucas se fue acercando a los labios del contrario. Darío puso una mano en las de Lucas y este se detuvo.

Cuando sintió la mano sobre la suya, sintió algo, luego siguió acercándose. Decidió ignorar aquel calor en su pecho y ese aleteo en su barriga.

Darío cerró los ojos y Lucas lo imitó.

Luego sus labios se rozaron, Darío unió más sus labios, quedando pegados. Lucas abrió la boca y Darío hizo exactamente lo mismo.

No sabían besar, pero hicieron cosas por instinto. El pecoso pasó la lengua por los labios del moreno y saboreó la carne.

Lucas se estaba muriendo, literalmente, esos labios estaban dulce. Introdujo su lengua en la boca de su mejor amigo.

Darío jadeó y abrió los ojos por la sorpresa de la intromisión de la lengua de su amigo.

Miró a Lucas, sus ojos cerrados, sus pestañas rizadas, y esas pecas, amaba sus pecas. No era un secreto.

Darío intentó también meter su lengua, haciendo sonreír a Lucas.

No es que quisieran alejarse, pero el aire comenzaba a faltar, así que se separaron.

Lucas apoyó su frente en la De su amigo y ambos sonrieron respirando con dificultad.

"No es gran cosa, tampoco hay que estar así"

El recuerdo de lo que su padre le dijo, se le vino a la mente, y como él respondía "tienes razón".

El problema es que ninguno tenía razón. Sí es una gran cosa besar esos labios. Sobre todo porque quería hacerlo de nuevo.

Besos indecentes (1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora