Lucas echó la cabeza hacia atrás cerrando los ojos con fuerza.
El moreno chupaba y lamía la punta con necesidad, como si muriera por ello. La punta de su lengua se introdujo en la pequeña abertura circular del glande.
Lucas intentó contener un gemido pero le fue imposible cuando el moreno introdujo todo su largo en la boca.
—Oh...Dios...—Murmuró y empuñó el pelo castaño en su mano.
La boca y el miembro hacían sonidos húmedos, solo eso se escuchaba en la habitación, chapoteos.
La mano de Darío fueron a las dos acompañantes del miembro, masajeandolas.
Su boca luego dejó el largo y se dirigió a ellas, succionando una.
—D-Darío...
El moreno no hizo caso y continuó con su trabajo.
Hasta que sintió un tirón, ahora se encontraba encima del pecoso.
—¿Problemas en el paraíso?—Sonrió perversamente.
Lucas observó los labios rojos y carnosos del moreno por lo que acaba de hacer.
—Los problemas los tendrás tú y esto—apretó las nalgas de Darío.—mañana. Porque hoy, no te voy a dejar descansar.
Darío gimió cuando sintió un dedo en su interior.
—Ha pasado un tiempo.
Introdujo otro. Los abrió y cerró, tenia prisa, no podía aguantar más.
Darío se agachó al pecho del contrario y empezó a retorcerse, mordiendo el hombro pecoso.
—Entra ya, por favor.—Imploró.
—Te haré daño.
—No, hazlo.
—Pero...Oh...Mierda.
Las palabras del pecoso fueron omitidas por el atrevimiento de Darío, al quitar sus dedos, coger su miembro e introducirse a él mismo.
Darío cerró los ojos mientras gemía.
—Joder...
Lucas agarró las caderas y las apretó con fuerza, aunque con cuidado, ya no eran tan delgadas. Miró su vientre, ese bulto, ahí estaba su hijo. ¿Era bueno tener sexo con un bebé dentro?
Darío empezó a mecerse, estaba con los ojos cerrados murmurando cosas ininteligibles.
Lucas se excitó mucho al ver a ese estado a Darío: sonrojado, esperando a su bebé, y desesperado por tener más placer.
Les dio la vuelta, ahora él encima.
—No puedo más.
Darío gritó cuando Lucas empezó a dar embestidas rápidas y fuertes.
—Avísame si es demasiado.
Darío negó, no dejaba de gemir, él quería que el pecoso lo jodiera, que lo clavara contra el colchón, que no lo dejara caminar al día siguiente, quería ser suyo. Lo había extrañado tanto, amaba tenerlo de este modo, loco de placer, desesperado.
Lucas no dejaba de golpear su punto de placer, su próstata no tenía un Segundo de descanso, era demasiado, le encantaba, sus uñas se clavaron en la espalda pecosa, y chupó el cuello, quería dejarle marca. Suyo, suyo, suyo.
—Te amo.—Dijo el moreno.
Lucas lo besó.
—Yo también, amor.
Las embestidas tomaron más intensidad, y Lucas se descargó en el interior gruñendo.
Darío se retorció corriéndose también.
Lucas apoyó su frente en el hombro de Darío para recuperar aliento.
El moreno miraba el techo tratando de controlar su respiración.
—Date la vuelta.—Ordenó Lucas.
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Besos indecentes (1)
Novela JuvenilDarío y Lucas son mejores amigos, un día van a una fiesta de cumpleaños y se dan un beso sin desearlo. Desde ese momento, todo cambia. +EMBARAZO MASCULINO. (No es omegaverse, solo pueden tener hijos. Si este género no te gusta o te parece extraño...