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El gran día había llegado.

O bueno, eso se suponía.

Darío estaba ya listo, preparado y experimentado para estar con Megan.

Y ahí se encontraba, esperando que la pelirroja llegara al restaurante donde habían quedado. Hacían un año y once meses, tenían que celebrarlo.

En todo el día no había hablado con Lucas, ni este le había mandado un mensaje. Hum. Al moreno le molestaba, e incluso se podría decir que todo el día había estado enfadado con todos por ello, no había ni un mensaje de buenas días, de "suerte esta noche"... "no lo hagas, por favor".

Bueno, eso último había sido extraño, el moreno no quería que Lucas le mandara eso, pero estaba en sus pensamientos.

—Hola, cariño.—Su novia,le dio un beso en la mejilla y se sentó en la silla de enfrente.—Felicidades amor, hacemos casi ya dos años.

La pelirroja extendió una caja envuelta en papel de regalo y el moreno lo aceptó sonriendo.

—Lo mismo digo.

Darío extendió su regalo entregándoselo a la chica.

Ambos abrieron sus regalos.

Darío abrió la caja y se encontró con dos corbatas.

—Se que te gustan, y como vas a estudiar derecho, puedes ponértelas cuando uses trajes.

El moreno agradeció y luego vio que en cada nudo de las corbatas, había un anillo.

Sacó ambos anillos, uno le quedaría perfecto a él y otro a una mano femenina, como Megan.

Darío los levantó y miró a La pelirroja confundido.

—Oh, no te preocupes, no te pido matrimonio...He visto que muchas parejas usan cosas de ese tipo, collares, pulseras, y yo decidí anillos.

—Ehm...Megan, bebé,—puso su mano en la de la chica.—Sabes que no me gusta ponerme cosas en las manos, si pudieras cambiar estos anillos por unos collares sería genial.

La verdad, había tratado de sonar dulce, pero se había escuchado a una protesta de que no quería ponerse un estúpido anillo.

—Bien.

Besos indecentes (1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora