Extra 4. Lucas 4 meses desaparecido.

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Lucas echó un último vistazo al moreno, estaba acurrucado, casi abrazándose así mismo. El pecoso le había echado una manta por encima para que no tuviera frío.

Cerró los puños con fuerza, intentado alejar el pensamiento de romper la nota que había escrito con la mano temblorosa y quedarse con aquel posesivo e infantil chico.

Pero no. Debía ser fuerte.

No era Justo que él solamente sufriera, que fuera él el único al que se le oprimiera el pecho al ver al moreno pegado y besando a su novia. No era Justo. No. Debía alejarse, debía quererse así mismo, no debía quedarse con aquel chico inmaduro que no era capaz de aceptar que quería más al pecoso que a cualquier chica con la que haya salido.

Abrió la puerta, con un nudo en la garganta.

Salió y cerró despacio. Bajó hasta su coche.

Apretó el volante, alejando el pensamiento de volver. Esto estaba siendo más duro de lo que pensó. Condujo solo a una dirección.

...

—¿Hola? No te esperaba.

Lucas miró a su joven amigo rubio.

—¿Puedo pasar?—Hizo un amago con la cabeza.

Su amigo sonrió y asintió.

—Claro.

Lucas dejó su mochila en el sofá. Se echó en este sin mostrar alguna reacción.

Liam frunció el ceño. Le preguntó si todo iba bien, lo que Lucas respondió que no. Sucesivamente prosiguió a contarle lo que había decidido.

—Si crees que es lo mejor para ti, te apoyo.—Liam le dio un suave apretón en el hombro.—Descansa. Tienes una habitación de invitados. Sabes donde es.

Seguido se fue a la planta de arriba, iba a seguir durmiendo. Eran las 10 de la mañana.

(...)

Liam bajó las escaleras, había oído un ruido en plena madrugada y se levantó a ver.

Al llegar a la planta de abajo, comprobó que era su amigo, Lucas, echado en el sofá, viendo la televisión, pero sin prestarle atención.

—No te veo bien. ¿De dónde vienes?

Habían pasado unas cuantas semanas así. Pensó que se vería de mejor estado y humor, solo se equivocaba. El pecoso no parecía haber mejorado nada. Al contrario, solo parecía empeorar.

—Oye, no estás bien. Creo que debes volver.—Se sentó a su lado y apagó la televisión.

Lucas apestaba a algo de alcohol.

—Estoy triste.—Dijo antes de que su voz se cortara.—Le echo de menos. Me odio por hacerlo. Estoy enfadado, con él, pero más conmigo. No debería estar así por un egoísta con él.

Liam se sintió mal por su mejor amigo. Era horrible verlo en ese estado, enamorado pero con el corazón roto.

—Estoy aquí, me tienes a mi. Todo irá mejorando. Poco a poco. Tiempo al tiempo.—Se acercó a él para abrazarlo, el pelinegro aceptó y se recostó como un niño pequeño. Dejándose consolar.

—Siento un vacío en mi.—Confesó.—Tal vez sea costumbre, pero lo hecho mucho en falta.

Liam no dijo nada, solo hizo una mueca. Esperaba nunca sufrir así por amor.

(N/a: Aaaah que referencia hice 7u7)

Ni siquiera salir de fiesta ayuda. No puedo, ¿es tóxico esto? No poder relacionarme con nadie más sin pensar en sus ojos grises, como la tormenta que cubre el cielo, volviéndolo gris.—Se acurrucó más en Liam, intentando no llorar.—Él es una tormenta en mi vida. No me quiere, solo me usa. No lo entiendo. No me entiendo, podría y me dejaría usar, porque tengo estos sentimientos, tan fuertes Que no me importaría. Por eso hago esto, por eso me alejo. No es sano.

Liam empezaba a odiar a Darío.

Cualquier persona que hiriese así a su mejor amigo no merecía compasión ni respeto. El estado de su amigo era deprimente y todo por culpa de ese chico.

—Mírame.—Levantó el rostro contraído de Lucas.—Vas a ducharte, vas a dormir y te vas a despertar a hacerme un delicioso desayuno. Deja de salir de fiesta, no arreglas nada. Solo te torturas más, en mi opinión; Obligándote a encontrar algo más. No es necesario hacer eso, céntrate en tu vida, en ti. No te deteriores, no te quedes atrás. Debes brillar, no te apagues. Hazlo por ti y por los que te quieren. Porque sí, Lucas, hay gente que te quiere.

Liam desearía haber dicho "Darío te quiere" pero no quería meter un dedo en la herida. Era obvio que ese idiota quería a su amigo, el problema era que no lo aceptaba y solo dañaba a Lucas.

El pecoso asintió, de repente se sentía estúpido por estar en aquel estado. Él era mejor que eso.

Las palabras de su amigo rubio le hicieron despertar. Hizo todo lo que le había dicho el menor anteriormente, ahora se sentía con más fuerzas y energía.

Liam Era menor que él, y aún así mucho más sabio.

—Me voy.—Lucas se acercó a la puerta.

—¿A donde?

Liam estaba comiendo lo que había preparado el pelinegro.

—Voy a correr.

Liam no estaba tan seguro, pero decidió confiar en él.

Lucas corrió bastante. Tanto que no se había percatado -según él- que había llegado al edificio donde estaba su apartamento.

Los pies le picaban por ir, solo echar un vistazo. Eran las 9 apenas. Él posiblemente no estaría despierto, era muy perezoso.

Entró al portal, el correo parecía lleno. Al parecer no había sido recogido por bastante tiempo.

Subió las escaleras. Aún tenía las llaves, abrió despacio. El apartamento estaba en silencio, vacío y frío.

Había algo de polvo, fue a mirar en la habitación. Nadie. La ropa del menor no estaba complemente, había alguna que otra cosa, pero no todo.

Lucas sospechaba que el moreno se había ido. También.

Era gracioso. Sarcástico. Y triste.

No importaba, había decidido dejarlo atrás. Deseaba que cuando lo volviera a ver, no poder sentir dolor. Verlo y estar como al principio, como amigos.

¿Pero qué se hacía en estos casos cuando el corazón estaba tan metido pero tan dolido?

Quería una respuesta.

El tiempo Pasó, los días también, semanas incluso. Lucas a veces pasaba por el apartamento, comprobando que seguía sin haber rastro de su amigo.

Hasta ese día. Entró. Viendo al moreno, con un paraguas en las manos, alerta. Intentado protegerse.

Su estómago dio un vuelco.

¿Donde se había ido todo el esfuerzo de voluntad de los meses anteriores?

Parecía que se había olvidado de todo. Solo con ver el rostro del chico.

——————

Me hacía ilusión explicar, en teoría, donde estuvo Lucas los 4 meses que Darío pasó con su madre.

No lo expliqué tan detalladamente como hubiera querido hacerlo, pero está ahí resumido. Lucas de verdad sufrió, no lo transmití mucho, pero el hombre si lo hizo.

Besos indecentes (1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora