Besos indecentes (1)

19.

El moreno terminó de vestirse.

Ah...Mierda, se había vuelto a acostar con su mejor amigo. Casual.

La puerta se abrió y entró Lucas con una bandeja en las manos, con dos vasos de zumo y galletas en ella.

—Mi madre ayer hizo unas galletas, ¿Quieres?

—Claro.—Darío se levantó y ayudó al pecoso.

Ambos merendaron y conversaron tranquilamente, como si no hubieran acabado de tener sexo, o más bien...Se hacían los tontos, sabían perfectamente que dos mejores amigos que tenían sexo era algo...más allá de la amistad, pero ninguno lo admitiría ni se daría cuenta.

—Amo estas galletas.—Darío sonreía mirando una galleta en su mano.

Lucas rió.

—Lo sé, yo también las amo.—Miró a Darío.

El moreno lo miró sonriendo.

—Sí, me encantan.

Lucas le sonrió mostrando los dientes.

—Ajá, nos encantan.—Lucas miraba esos ojos grisáceos que eran tan claros y brillantes ese día, como cuando el cielo se nubla y va a empezar a llover.—Me encantan las tormentas.—Dijo de repente Lucas.

Darío casi se ríe.

Ambos se decían cosas con la mirada, pero ninguno se percataba del mensaje del otro.

Su contacto visual se rompió cuando tocaron la puerta.

—Luck, ¿por qué cierras la puerta?—Su madre preguntó.