Besos indecentes (1)

16.

El moreno no sabía ni porqué estaba ahí, enfrente de la puerta de su...mejor amigo. Tampoco sabía por qué había dudado al pensar "mejor amigo".

Los mejores amigos no hacen estas cosas, ¿no? Bueno, lo hacen los "mejores amigos con derecho a roce" pero... Argh, en la cabeza del moreno todo estaba confuso que ni él mismo se entendía.

Optó por entrar a la casa, saludar a Louisa, subir las escaleras, entrar a la habitación de su mejor amigo y que sea lo que Dios quiera.

Antes de girar el pomo de la puerta, lo volvió a pensar.

¿Qué cosas harían esta vez? Ya habían tenido sexo, besos...¿qué podía faltar?

No llegó ni a poder pensar que no tenía respuesta a esa pregunta cuando la puerta enfrente de él se abrió, mostrando a Lucas.

—Hola.—Saludó Darío.

—Hey, iba a bajar un momento a por zumo...¿Me acompañas o entras y me esperas?

Darío contempló a Lucas, estaba con una camisa azul oscura apretada al cuerpo, unos vaqueros cortos y unas zapatillas del mismo color que su camisa.

—¿Y bien?—Lucas insistió a que respondiera a la pregunta.

Darío ahora contempló su rostro, incluso le daba igual que Lucas no hubiera terminado la pregunta "¿y bien?". Estaba muy concentrado en ver sus ojos verdes, sus pecas, el pendiente en su oreja y sus labios, tan apetecibles.

Ah...Maldición.

Darío se abalanzó contra Lucas, ambos entraron a la habitación, ya que estaban en el marco de la puerta.

Lucas siguió el beso, cerró la puerta mientras caminaba de espalda a su cama.

Lucas cayó de espaldas con Darío encima.

Las manos del moreno tantearon el pecho de Lucas mientras besaba al pecoso. Darío quería quitar su camisa y ver esas pecas ocultas.

—Vengo a que me enseñes las cosas que faltan.

Lucas lo miró jadeando por el beso y asintió sin decir nada.

No se negaría.