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~PARTE I: primer beso. 12 años.~

AVISO:
Voy a ponerlo desde el principio:
HAY EMBAZARAZO MASCULINO, me llegan comentarios de personas como: "Qué raro es esto"; "iba bien la historia y sales con esto"...Lo pone en la descripción, si este género no te gusta no sigas adelante. 😔

—————

Darío y Lucas se encontraban tranquilamente en la habitación del primero jugando con sus móviles a un juego que probablemente contenía armas, escondites, muerte y victorias. Una nueva y tonta obsesión de aquel mes.

La madre de Darío fue a su habitación a buscarles: Tenían que ir a la fiesta de cumpleaños de la primera de Darío. La chica, menor por dos años que los chicos, cumplía 10.

—Chicos, recoged.—Dijo Grace, su voz era tan suave como autoritaria.

Darío miró a su amigo bastante pecoso. Le resultaba divertido. Conocía a mucha gente con pecas, pero no había conocido todavía a nadie que tuviera tantas y que le quedaran adorable. A Lucas le sentaban bien. Te hacía girar a mirarle, y no por la rareza que implicaba, sino porque era bastante atrayente.

Hum. 

—Vamos, Lucas.—Dijo, poniéndose de pie y empezando a recoger con su amigo.

—No...—Dijo.—Sabes perfectamente que detesto ordenar.

Darío sonrió suavemente cuando, a estar de sus palabras, Lucas estaba ya ayudándole.

Nunca podía decirle que no.

—Claro que lo sé, pero tú querías que te leyera esos libros así que recoge.

Lucas adoraba que Darío le leyera historias absurdas sobre descubrimientos o aventureros frustrados. Se pasan la tarde en ello. Lucas tal vez se dormía mientras tanto, pero eso no molestaba a Darío. Al contrario, él pensaba que era porque Lucas entraba en un punto de paz y tranquilidad tan placentera que se dormía. Era algo bueno. Siempre lo fue con ellos. Tenían una buena amistad.

Lucas bufó y guardó su móvil en su bolsillo trasero.

—¿Qué le vas a regalar a Liss?—Preguntó Darío.

—Ella quería que le diera un beso, pero le voy a regalar un unicornio de peluche.

El de ojos grises hizo una mueca con la boca y puso los ojos en blanco cuando escuchó lo del beso. Niñata.

La chica tenía una fijación por su mejor amigo. A Darío no llegaba a gustarle del todo eso. Era raro. Lucas era...Lucas. Su amigo, su compañero...No llegaba a imaginarse por qué alguien podía interesarse de esa manera en él y que él pudiera sentir eso. Era extraño, simplemente.

—¿Y tú?—Le preguntó Lucas.

—Pues...Un collar con su inicial, mamá dijo que le gustaría.

Ambos chicos acabaron de poner los libros en la estantería de Darío y bajaron.

—Qué guapos mis chicos.—Dijo la madre de Lucas.

Ambos chicos se conocían desde los 3 años, y para los padres de Lucas, Darío era como otro hijo, igual al revés.

Las madres de ellos, salieron a fuera conversando de todo lo que se les ocurría.

La madre de Lucas, la de Darío y la de Liss, eran amigas desde la universidad, aunque las dos últimas eran hermanas, así que eran como familia.

Darío y Lucas caminaron al coche junto con sus padres, se sentaron atrás y los dos hombres mayores delante.

Las dos mujeres fueron a otro coche, eran mejor que fueran entre ellas, así podrían hablar de sus asuntos y "no aburrían a los hombres" aunque ellos eran quienes eran los sosos. Ellas podrían música a todo volumen, cantarían y hablarían. Ellos posiblemente se quedarían en silencio comentado alguna que otra cosa.

Los dos pre-adolescentes estaban en sus móviles, Uno viendo fotos de chicas y el otro leyendo.

—Mira esta.—Lucas le enseñó la foto.

Porque así era él. Parecía estar entrando en la etapa hormonal e inmadura de toda persona. Todo lo que se movía parecía atraerle.

—No está mal.—Sonrió Darío, un poco fuera del tema. No estaba muy metido en eso.

Lucas le miró mal, sabiendo perfectamente que Darío le estaba dándole la razón por dársela.

—¿Que? ¿Habláis de chicas?—Nick, el padre de Lucas, les sonreía de forma pícara mirándolos por el retrovisor, ya que conducía.

—Papá.—Lucas pronunció en forma de molestia.

—Yo a vuestra edad únicamente pensaba jugar con la tierra, pero está bien que penséis en eso ahora.—Les dio la razón.

Lucas miró a Darío antes de rodar los ojos, claramente frustrado.

—¿Os gusta alguien?—Preguntó Zack, el padre de Darío.

—Nop.—Respondió enseguida Darío, sin apartar la vista de su móvil e historia.

—Varias.—Dijo a la vez Lucas.

Ambos chicos se miraron impresionados.

Los padres de ambos se rieron.

Los jóvenes se dieron cuenta que nunca se han preguntado si les gustaba alguien, solo puntuaban a las chicas pero...¿Porqué nunca se lo habían preguntado?

Darío fue el primero que quitó la vista haciendo una mueca con la boca.

¿Qué?

Besos indecentes (1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora