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~PARTE V: Universidad. 21 años.~

Darío se encontraba haciendo un examen, con suerte, si sacaba muy buena nota, le quitarían un año y solo le faltaría uno para graduarse, por lo contrario, le quedarían dos. Pero él no quería eso, quería dejar de estudiar ya y empezar a trabajar.

Suspiró frustrado. Quería llegar a su habitación y abrazar a Lucas...

Suspiró imaginando el calorcito que le daba su amigo.

Mierda.

Se puso a hacer el examen más rápido y con inteligencia y salió del aula.

Caminó rápido y subió a su coche, conduciendo a su departamento.

Al entrar a la habitación, se tumbó en la cama.

Se oía como alguien estaba en la ducha, seguramente sería Lucas.

Podía entrar y abrazarle por la espalda, y luego podrían hacerlo debajo del chorro de agua cayendo sobre ellos, pero no, no querían precisamente malgastar agua.

Así que esperó.

Lucas salió del cuarto de baño con una toalla en la cintura y vio al moreno en su cama.

—¿Lo hacemos?—Preguntó como sin más.

—Dar, lo siento pero voy a salir, no tengo tiempo.

—¿Qué?—El moreno se sentó al borde la cama y miró como el pecoso buscaba ropa de noche, una camisa negra con botones y un pantalón vaquero.

Se estaba poniendo muy sexy.

—¿A donde? ¿Por qué?

Un sentimiento feo y amargl se asentó en su pecho. No le gustó nada.

Lucas empezó a vestirse y miró al moreno a través del espejo.

—A una fiesta, una discoteca para ser exactos, y porque los chicos quieren salir y conocer chicas.—Respondió Lucas.

El corazón del moreno se oprimió pero sonrió.

—Oh, ya era hora de que salgas alguna vez.—Darío se levantó con intención de irse.

A Darío siempre le pareció extraño que Lucas permaneciera solo durante tanto tiempo. Había pasado muchos años de amistad, y Darío nunca conoció a una novia o alguna amiga con beneficios de Lucas.

—¿A donde vas?—Preguntó Lucas.

—Um...Con Helen, supongo.

—Me halaga que primero me busques a mí, antes que a tu novia.

Darío sonrió, aunque nada le estaba causando gracia, y giró el pomo de la puerta.

—¿Voy a tu habitación luego?

Darío lo miró.

—¿Después de besarte y hacer a saber qué con alguna zorra? No gracias.—Escupió sin poder evitarlo.

Lucas se acercó al moreno y lo tiró hacia él, abrazando su cintura.

—No quieres que lo haga con alguien, ¿verdad?

—Es tu pene, puedes hacer lo que quieras con él.—Darío refunfuñó.

—Mi amiguito ya te tiene a ti, no necesito a más.—Le dio un leve beso al moreno.

Darío sonrió plenamente, Lucas era suyo, siempre sería así.

—Aparte, solo voy para ver a los chicos haciendo el ridículo. No tienes de qué preocuparte.

Le dio otro beso.

Darío estaba feliz, pero aún así no le gustaba la idea de que Lucas saliera de fiesta, no por controlador, pero no quería que ninguna chica se le acercara.

Besos indecentes (1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora