27.

31.5K 2.6K 78
                                    

Ambos chicos se encontraban en la bañera.

—Se siente muy bien.—Darío sonrió mientras las manos de su mejor amigo enjabonaban su pelo.

—Tienes que limpiarte bien.—Le dijo en el oído Lucas.

El moreno sonrió y apoyó su cabeza en el agujero entre el cuello y hombro de Lucas, y miró al pecoso.

—Entiendo.

Lucas pasó las manos por los brazos de Darío, limpiando todo, llegando a sus manos, donde se juntaron.

—Tus manos son más grandes.—Comentó Darío, alzando las manos de ambos y las observó.

Lucas rió mirando al moreno.

—Soy más alto.—Se encogió de hombros. Darío le miró frunciendo el ceño.

—Tampoco tanto.—Darío acercó sus manos a su pecho, mirando detalladamente la Palma, los nudillos, los dedos...Hasta que cayó en cuenta de algo al verlos, y se sonrojó.

—¿Qué pasa? —Lucas se dio cuenta.

—Nada.—Darío soltó las manos.

Lucas lo miró confundido y entrelazó sus manos sobre la barriga de Darío.

—Oh...—Sonrió pervertidamente.—Ya veo.

Darío se tensó.

—Pues yo no, voy a por mis gafas.

El moreno se puso de pie. Lucas por inercia miró su trasero, era respingón, y le encantaba estar dentro de él, así que le dio un manotazo.

Darío le miró mal pero sorprendido.

—Ve a por tus gafas.—Lucas cerró los ojos y se relajó en la bañera.

—Idiota.—Murmuró el moreno.

Cuando Lucas escuchó la puerta cerrarse, abrió los ojos comprobando que Darío ya se había ido, y al afirmarlo maldijo por la erección que gracias a la espuma, el moreno no vio.

Besos indecentes (1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora