Final.

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—¿Y a dónde vamos?

Darío miró las casas oscuras poco iluminadas pasar rápidamente.

—A cenar.—Dijo cambiando de marcha y girando en otra calle.

—Mmm...Hace tiempo que no salíamos.—Darío sacó su móvil cuando le llegó un mensaje de su madre.

Sonrió al ver la imagen.

—Mira.

Lucas dio un vistazo rápido, para volver su mirada a la carretera.

Ambos estaban dormidos medio bocabajo y medio de lado, Rubén tenía puesta la mano sobre la de Mateo.

—Son tan lindos.—Sonrió también.

—Se parecen a su padre.

Lucas se mordió el labio y giró su rostro para que Darío le diera un pequeño beso.

—Bien llegamos.

Lucas aparcó en un pequeño puente, donde había pasto verde.

—Cena bajo las estrellas de noche.—Dijo cogiendo la mano del moreno.

Darío vio a unos cuantos pasos unas velas encendidas colocadas en una pequeña mesa, la cual tenía platos y copas.

—Oh...Que bonito. Me encanta.—Abrazó al pecoso y le besó.

—Tu me encantas más.—Murmuró mordiéndole el labio inferior. —Bien, siéntate.

—¿Cocinaste tu?—Dijo al ver la comida.

—Sip.

—Oh, eres tan...completo.—Rió.

La cena trascurrió tranquila, con risas, con miradas llenas de amor y algún que otro beso -sin contar algún roce por debajo de la mesa-.

–Oh, mira esa estrella, es realmente bonita.—Dijo levantándose, llevándose a Darío con él. Alejándose un poco de la mesa

—¿Cuàl? Yo veo todas iguales.

—Voy a por unos prismáticos para que lo veas.

Darío miró como el pecoso iba de vuelta hacia la mesa y buscaba en la cesta.

Su mirada grisácea volvió al cielo, había muchas estrellas, ninguna que destacara, alguna si brillaba más que otra; pero nada especial.

—Toma.—El pecoso le dio el aparato con dos lentes y el moreno se los puso, mirando al cielo.

—Mmm...Bueno...Digamos que sigo sin ver.

—Sigue buscando.

Darío hizo una mueca. Lo siguiente que vio, fue un avión pasar con un cartel colgando de su cola trasera.

El moreno frunció el ceño, Dario siguió buscando la estrella que dijo Lucas, hasta que leyó ese cartel.

"¿quieres casarte conmigo?"

Darío dejó el aparato y miró el avión.

Luego se giró hacia Lucas, el cual estaba arrodillado, con una caja en su mano, dentro de ella un anillo.

—Oh...dios.—Sintió un apretón en su corazón.

—Bueno, llevo unos meses pensando en algo, esto es lo que se me ocurrió. ¿Quisieras pasar el resto de tu vida leyéndole libros a este chico? ¿Cuidando juntos a sus hijos y los que vendrán? ¿Vivir cada momento y experimentar cosas nuevas? ¿Quisieras amarme toda la vida?—La voz de Lucas temblaba.

Darío soltó unas lágrimas.

—Si...—Darío se dejó caer y abrazó al pecoso.

El pelinegro hundió su rostro en el cuello del moreno, y empezó a llorar.

—¿Por qué lloras tú?

—Tanto tiempo, tanto sufriendo Y por fin serás mi esposo, por fin serás mío.—Lucas se limpió las lágrimas.

—Idiota, ya tenemos dos hijos, más tuyo no creo que se pueda. —Rió.

Lucas le puso el anillo al moreno y lo besó.

—Sé que aún tienes que terminar la universidad, cuando te gradúes, si quieres, lo hacemos.

—Vale. Bien.

Aunque Darío no quería esperar, sería lo mejor.

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ME HACE TAN FELIZ QUE GENTE NUEVA LEA ESTA HISTORIA.

😭😭😭

Soy tan feliz, enserio. Os agradezco de todo corazón 😭❤️

Besos indecentes (1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora