Besos indecentes (1)

34.

Cuando Darío se despertó, sintió frío. Quiso abrazar al pecoso, pero no estaba.

Se levantó algo confundido.

—¿Luk?

Se sentó y se puso la ropa interior.

Al mirar alrededor vio una hoja.

La cogió y empezó a leerla.

"Bueno, esto es algo muy antiguo, una carta, já. La escribo porque te voy a bloquear en mi móvil, y de todas las redes. Necesito tiempo, ayer estaba dispuesto a todo con tal de que me dejaras explicarte, pero en vez de eso, tuvimos sexo, ¿Por qué siempre acabamos así? ¿Solo tener relaciones nos une o qué? Tal vez tú crees que está bien hacer lo que hacemos, y posiblemente no te importe, pero a mi si. Llevo desde adolescente haciéndolo contigo, besándome contigo, no he vivido literalmente, no he experimentado. Tú si. Has tenido muchísimas novias. No quiero que te enfades, por favor, entiéndeme.

No pasó nada con Liam, solo nos besamos. ¿Pero te das cuenta? No fui capaz de hacerlo con otra persona, estoy tan acostumbrado a ti...A tu cuerpo, a tus besos...Porque no solo eres mi mejor amigo, eres el amor de mi vida.

Por eso necesito tiempo, tengo que intentar vivir sin ti, aunque solo de pensarlo me falta el aire y me duele el pecho.

Respeta mi decisión...

Lucas."

Los ojos del moreno se llenaron de lágrimas.

Él quería hablar con Lucas, y ¿ahora sucede esto?

Darío llamó a su novia.

—Tenemos que hablar.