Capítulo 5

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Capítulo 5Es culpa de las rosasDía 1 del programa M

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Capítulo 5
Es culpa de las rosas
Día 1 del programa M.E.R: 11 de enero de 2015

3:00 pm

La doctora Margaret Wallace tenía a todo un personal de primera trabajando a sus órdenes; eso sin mencionar a todos sus colegas y amigos que la admiraban por su trabajo y, por supuesto, estaban dispuestos a ayudarla en cualquier circunstancia. Sobre todo, en el Hospital St. Gilbert, en donde la recibían como en casa. Es más, la misma Margaret podía afirmar que ese lugar se sentía como su hogar.

—¿Y crees que vengan? —preguntó la doctora que la acompañaba, ambas estaban esperando justo en la entrada del hospital por la aparición de ciertas margaritas.

—Tengo mis dudas, Ume —Margaret le respondió con sinceridad. Después de todo, a su mejor amiga no le podía guardar secretos—. Pero ante todo tengo fe.

Su compañera sonrió y asintió. Ume C. Vidal, una doctora de la misma edad que Margaret, lucía una piel tostada que delataba su procedencia latina, aunque nació y creció en Detroit. Decidió cortar su cabello hasta que de este solo quedó un pequeño rastro, lo cual le hizo un favor a sus ojos grandes, claros y brillantes; eran el mayor atractivo en su rostro. Ella y Margaret se conocían desde hacía años. Ambas habían visto las peores facetas de las dos, pero evolucionaron lo suficiente como para verse la una a la otra en los mejores momentos de sus vidas.

—Es lindo que hagas esto, Maggie —confesó, con una sonrisa ladeada en sus labios—. No hay mejor forma de recordarlo.

—No quise hacer esto para recordarlo, Ume. Yo pienso en él todos los días —dijo Margaret con la mirada fija en las puertas de cristal —. Quise hacer este programa para honrarlo, hacerle justicia a lo que alguna vez fue.

» Además, ellas lo necesitan. Si Jayden jamás hubiese notado que yo era una margarita, ¿quién sabe dónde estaría yo ahora? Lo sabes, nos viste en ese momento. Solo logré salir de ello cuando él me abrió los ojos, yo quiero hacer lo mismo por ellas. Voy a tomar el lugar de Jayden y confieso que no sé si su papel me quede demasiado grande.

—Ningún papel es demasiado grande para Margaret Wallace. Lo que haces por estas niñas es admirable. Solo se sutil, Maggie. Te conozco y sé que a veces sueles trabajar de maneras un tanto... peculiares. No las asustes.

—Ume, me conoces lo suficientemente bien como para saber que no cambiaré mi manera de trabajar

—Bueno, tenía que intentar —Ume se encogió de hombros tras sonreír —. En fin, debo irme. Cuando lleguen tus margaritas llévalas al piso tres, ahí nos veremos.

—Bien. Gracias, Ume.

—Siempre a la orden, Maggie.

La doctora Ume se retiró hacia los ascensores con una sonrisa tan natural como las flores que su querida amiga solía usar como referencia. Estaba orgullosa por la manera en la que Margaret había salido de todos sus problemas. Alguna vez, la Maggie que conoció fue tan solo una triste sombra comparada a la doctora exitosa y radiante que era en el presente.

Margaritas || P.E #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora