Capítulo 27
Claroscuro
Día 90 del programa: 10 de abril de 20156:00 pm
Sería incorrecto decir que las margaritas eran inseparables a este punto del programa. No obstante, si era cierto que comenzaban a juntarse más y a disfrutar de su compañía. Gracias a la tregua que calmó las disputas de las primeras sesiones, pasaron de ser cuatro chicas que a duras penas se toleraban a ser un grupo bastante funcional a pesar de sus diferencias.
La personalidad de cada una funcionaba como un pilar en ese naciente...digamos que compañerismo. Sanne, con su madura y estructurada manera de ser, hacia entrar en razón a las chicas en cuestión de segundos. Dalia era el terrón de azúcar del grupo, gracias a su alegría y cariño típico, por lo que siempre estaba dispuesta a ofrecer abrazos cuando una de ellas lo necesitaba. Cloe, por su parte, era un alma cambiante. Las chicas aprendieron que, al igual que un videojuego, ella tenía varios modos de juego. A veces era odiosa, otras veces era directa y bromista, en muchas ocasiones llegaron a verla penosa y tímida, pero la mayoría del tiempo Cloe solo se podía describir con una palabra: loca. Tenía unos comentarios que simplemente eran demasiado...Cloe. Ella se convirtió en el pilar con constantes conversiones.
En cuanto a Lilian, a ella solo la podían calificar como la descorazonada y menos sensible del grupo. Sonreía, eso era cierto, pero su sonrisa nunca duraba mucho tiempo. Lo mismo se podía decir de su risa. Era esperanzador verla con alguno de esos gestos en su rostro, lástima que nunca se mantenían en este lo suficiente. Eso sí, a pesar de su agria manera de ser, y del aire necesitado que a veces desprendía, ninguna de las chicas podía negar que ella era el pilar que daba los mejores y más directos consejos. Así que las cuatro habían encontrado un equilibrio que servía muy bien, sobre todo para aguantar un programa tan peculiar.
—¿Sabes? Normalmente diría que jugar tantos videojuegos es malo —dijo Dalia al tiempo en que ella y Sanne observaban a Cloe entretenida con un Nintendo DS en el consultorio de Margaret —. Pero, siempre que te veo a ti con esas cosas me es imposible pedirte que pares. Es como tu medicina, te hace una Cloe menos odiosa.
—No debería estar jugando —dijo ella, pausando el juego. Ahí estaba presente la Cloe penosa, esa que se autocastigaba continuamente —. Dejaré esta cosa.
—¡Ni lo pienses, Cloe! —reclamó Sanne —. Deja de decir estupideces y enfócate en aplastar honguitos.
Cloe soltó una carcajada y continuó con su partida de Mario Bross bajo la atenta mirada de las otras dos margaritas. Margaret las había convocado para una sesión más del programa, la esperaban a ella y a Lilian en el consultorio que ya conocían de memoria. Al llegar, notaron que había flores nuevas, aunque eso no las sorprendió. La doctora Wallace ponía distintas flores frescas cada semana en su lugar de trabajo, haciéndolo lucir más como un invernadero que como un centro médico. El olor seguía siendo el mismo: un perfume floral tan concentrado que a veces su dulzura llegaba a marear. Claro que ellas ya ni se molestaban en notar esa fragancia, era más fácil ignorarla.
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Margaritas || P.E #1
Teen Fiction"Las margaritas son frágiles, delicadas, sencillas..." Quien cree eso, es porque no sabe lo que sabe la doctora Margaret A. Wallace: Ella, especialista en desórdenes alimenticios y problemas psicológicos, sabe que el mundo en realidad es un gran jar...