Capítulo 33

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Capítulo 33
Los consejos de la princesa Osbone:
Día 106 del programa M.E.R: 26 de abril del 2015

8:00 pm

Hay detalles que activan la conciencia de la gente. Existen momentos en los que despiertas y te das cuenta de que hiciste algo terrible, horrible, espantoso, y lo único que puedes hacer es disculparte. Luego de presionar el gatillo, no hay nada que regrese la bala a su lugar. No obstante, un "perdón" puede ser lo necesario para curar heridas que tardan en cicatrizar.

—No sabes cuanto lamento haber sido una de esas personas que te hizo sentir menos de lo que eres, Dalia —dijo Cloe con arrepentimiento, luego de que Dali explicó las razones por las cuales rompió su dieta y abandonó el gimnasio.

—Lo mismo digo —se unió Sanne, quien aún no podía creer que lloraba por alguien de contextura gruesa —. Te juzgué mal la primera vez que nos vimos y no puedo estar más arrepentida.

—¿Y yo? ¡Dios, no sabes lo arrepentida que estoy! —exclamó Cloe, ganándose miradas de sorpresa por parte de Margaret y su prima al ver lágrimas en sus ojos —. ¡Te llamé cerda sin razón alguna! Jamás pensé en arrepentirme tanto de insultar a alguien, pero es que tú...no merecías ni una de las malas cosas que te dije. Eres asombrosa, a pesar de tu peso, y yo te hice creer que no era así. En verdad, lo siento.

Si alguien le hubiese dicho a Dalia que alguien como Cloe estaría disculpándose con ella un par de meses atrás, se habría reído en la cara de ese alguien. En el inicio del programa, consideró que Cloe era un estereotipo fallido, una chica cruel que solo vivía para hacer sentir mal a los demás. Luego, descubrió que había más en esa rubia teñida de lo que se veía a simple vista. Cloe Nicols tenía varias capas, y muchas de ellas eran amigables. Ya no podía verla como la odiosa chica que conoció por error. Ahora, la consideraba una amiga. Lo mismo podía decir de Sanne, quien la ayudó a pesar de lo difícil que le resultaba por su condición ¿Y cómo no iba a perdonar a sus dos amigas?

—Hey —Dalia detuvo a Cloe en su llanto y le dedicó una sonrisa —, te perdono, costal de huesos.

Cloe sonrió al escuchar eso y se acercó a la cama en donde Dalia continuaba sentada para darle un abrazo. Sanne se unió a ellas en el instante en que la margarita obesa le dijo que también la perdonaba. Y, en medio de esa muestra de afecto, les prometió a ambas que intentaría sanar de nuevo. Quería ser una mejor Dalia, y lo lograría.

Eve y Calvin las observaban en la habitación con sonrisas en sus rostros. Margaret y Jade también estaban con ellos, y la doctora se encontraba más impresionada que cualquiera viendo la escena. Lo que veía ahí era una verdadera amistad, algo que esperó en su programa, pero no con la intensidad que estaba presenciando en ese momento. La delatora rubia la codeó en un instante y le sonrió, indicándole que sus planes poco a poco hacian efecto en cuatro margaritas lastimadas.

Margaritas || P.E #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora