"Las margaritas son frágiles, delicadas, sencillas..."
Quien cree eso, es porque no sabe lo que sabe la doctora Margaret A. Wallace:
Ella, especialista en desórdenes alimenticios y problemas psicológicos, sabe que el mundo en realidad es un gran jar...
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Capítulo 45 La flor que regala una margarita: Día 215 del programa M.E.R: 14 de Julio del 2015
3:55 pm
Flores, flores, flores...la pregunta que tanto delatores, como margaritas, se hacían día tras día era: ¿Por qué Margaret había centrado su programa en flores? Luego de que Lilian encontró la carta de Jayden, que fue el inicio de numerosos roces con Primrose, dedujeron que fue él quien le introdujo el amor por las margaritas a la doctora. Pero, ¿por qué, de todas las cosas, él se empeñó en comparar a personas con flores?
Quizá se debía a la misma razón por la que los padres de Eve abrieron una floristería en primer lugar: porque un perfume floral es suficiente como para subir el ánimo de cualquier ser deprimido...excepto un ser en particular.
Cloe observaba los anaqueles con sus párpados caídos. Casi parecía que estuviese quedándose dormida de pie, cuando la verdad era que su cuerpo estaba demasiado débil como para aguantarse bien por su cuenta. Buscaba y buscaba, con una lista en su mano, una flor para regalarle a alguien que no sabía si amar, u odiar. Y cada vez, se detenía más en los pétalos pensando en eso: ¿Por qué flores?
Joder, podía haber sido cualquier cosa, pero Jayden escogió flores por alguna condenada razón. No lo entendía, ni lo compartía. Y, en ese instante, lo odiaba sin saber si quiera quien era, pues no quería regalarle algo tan hermoso como aquello a alguien cuya belleza resultaba dolorosa a su vista. Jodidas flores y jodido programa. Ya odiaba las margaritas, ni siquiera podía ver arreglos con ellas.
Pero no sabía que opinar acerca de las rosas.
—Hey —Sanne la tocó con cuidado al notar que estaba al borde de dormirse, o algo parecido —. ¿Todo bien?
—Odio las flores —siseó —. ¿Por qué existen?
—Porque algo tiene que opacar el pasto, mi querida amiga —soltó Lilian al otro lado del anaquel —. La vida se trata de opacar.
—Eso no la ayuda —la reprochó Dalia, acercándose a Cloe.
—Si me dejaras terminar...—Lilian removió las flores frente a ella para poder encarar a las chicas —. La vida se trata de opacar, Cloe. Pero, hay gente que brilla desde las sombras.
—Ay, Lili, no estoy para tus consejos ni para los de nadie —la calló Cloe —. Menos ahora que a las cuatro se nos está pegando la habladuría metafórica de Margaret.
—Sabía que tarde o temprano les pasaría —habló la doctora, haciendo que las cuatro voltearan a verla —. ¿Ya terminaron su búsqueda?
—Yo sí —respondió Sanne.
—Yo igual —mencionó Dalia.
—Y yo —las igualó Lilian para luego mirar a Cloe —. ¿Y tú, Clo?
