Capítulo 54

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Capítulo 54¿Y las espinas de las rosas?:Día 361 del programa M

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Capítulo 54
¿Y las espinas de las rosas?:
Día 361 del programa M.E.R: 7 de enero del 2016

6:30 pm

A diferencia de Lilian, quien sufría de un tortuoso insomnio, Derek tenía el don de dormir en donde fuera. Durante el viaje en avión, que duró una larga hora con veinte minutos, él no hizo más que soñar. De hecho, siguió durmiendo en el taxi que los llevaba hasta la casa de Harry. Estaba apoyado en el huesudo hombro de Lilian, quien tenía el corazón en la garganta mientras examinaba las calles de Chicago cubiertas de nieve blanca. Illinois no estaba tan lejos de Michigan, su estado natal, y aún así ella sentía que ese era un lugar completamente distinto al lugar en el que creció. Era menos caótico, a su parecer.

O quizá solo estaba en el lado de la ventana que mostraba al Chicago hermoso.

Sus manos temblaban, pues sabía que cada vez estaba más cerca de conocer a aquellas dos personas que se convirtieron en sus pesadillas vivientes. Jamás las había visto a la cara, pero si al verlas en una simple fotografía despertaba purgas y vacíos, ¿qué ocurriría cuando las tuviese frente a frente?

Lo único que la tranquilizaba era la calmada respiración de Derek rozando su hombro, al menos él estaría a su lado. Acarició el cabello chocolate de su novio, con cuidado de no despertarlo, y continuó inspeccionando el paisaje. Los dos días más duros de su vida estaban a punto de iniciar.

—Será mejor que lo despiertes —indicó Harry, observando a Lilian por el espejo retrovisor desde el asiento de copiloto —. Ya estamos por llegar.

A Lili no le costó notar lo mucho que él detestaba la cercanía entre ella y Derek. Harry los observó con recelo durante todo el viaje, pero no dijo algo porque sabía que no estaba en el derecho de hacerlo. A Lilian no pudo importarle menos la opinión de ese hombre. Lo único que la mantenía cuerda en una situación tan difícil era el apoyo de ese nerd y el de sus amigas, quienes no paraban de escribirle mensajes de texto para comprobar que estuviese bien. Así que no iba a alejar a las personas que amaba solo por la incomodidad de Harry, menos cuando solo aceptó ir con él para proteger a Caroline.

Con delicadeza, empezó a llamar a Derek. Sacudió un poco su hombro, esperando que, de esa manera, él abriera sus ojos cafés. El chico comenzó a quejarse e incluso se adhirió aún más a ella, esperando que lo dejase dormir un poco más. No obstante, terminó por levantarse justo en el instante en el que el taxi se detuvo. Le dedicó una sonrisa somnolienta a Lilian al tiempo en el que Harry le pagó al conductor.

—Hola —la voz de Derek se escuchó ronca justo antes de que dejase escapar un largo bostezo—. Adivina que estaba soñando.

—Mhm, ¿será aquel sueño en el que tu hermana se vuelve presidenta de los Estados Unidos y tú te aprovechas de la situación y haces que todos en la Casa Blanca te llamen "súper D"? —preguntó ella con diversión. A Derek lo perseguía ese peculiar sueño desde los quince años y aún no existía explicación lógica para ello, ya que nadie lo llamaba por ese apodo.

Margaritas || P.E #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora