Capítulo 10
Ejercicio de confianza:
Día 18 del programa M.E.R: 28 de enero del 20153:00 pm
Durante las dos semanas que le siguieron a la sesión denominada "primer juicio", Margaret no pudo ver a sus margaritas. Tuvo que viajar a una conferencia fuera de Detroit y, por lo tanto, las chicas no tuvieron ninguna sesión molesta por un tiempo.
Fueron unos catorce días bastante tranquilos. Claro que eso no significó que el programa se hubiese pausado, todo lo contrario. Margaret les mandó "tareas" todos los días y los delatores se encargaron de que sus margaritas las realizaran. Debieron ir al consultorio de Margaret, a pesar de su ausencia, y se reportaron con Primrose, o con Ume. Te preguntarás, ¿reportarse para qué? Pues, solo eran simples caprichos de Margaret. La doctora aún tenía cierto miedo de que algunas margaritas abandonaran el programa, pero eso jamás lo admitiría en voz alta. Si bien la cantidad de dólares que les ofreció era un buen incentivo, el carácter de algunas chicas podía llegar a ser más fuerte que un chantaje.
En fin, venían siendo dos semanas pacíficas sin la doctora Wallace; pero sabes bien que, para que esta no sea una historia aburrida, la paz se debe acabar...
—¿Me vas a ayudar, o no? —le preguntó Lilian a Derek. Ella cargaba una pesada caja de frutas para los batidos mientras él estaba muy ocupado leyendo.
— Preferiría no hacerlo —respondió él, sin despegar la vista de las páginas del libro —. Este capítulo está muy bueno.
—¡Te has leído La Metamorfosis [1] como diez veces! —le reclamó Lilian, sintiendo cada vez más pesada la caja.
—Sí, pero nunca lo había leído en francés —se defendió él—. C'est très intéressant [2].
Lilian suspiró y negó con la cabeza. Dejó la caja en el suelo al darse cuenta de que jamás sacaría a Derek del trance que le provocaba su libro favorito. Cansada, llevó su mano hasta su cabello corto y peino esos mechones que se habían vuelto un desastre de tanto cargar cajas. Para ese momento, vio las frutas y se le ocurrió una idea para traer a su mejor amigo de vuelta a la realidad.
Miró hacia los lados, comprobando que su jefe no estuviese en el negocio y que no había clientes cerca de la barra. Carraspeó un par de veces; no para que él le prestará atención, tan solo lo hizo porque le dolía la garganta. Tomó una pera de la caja, se preparó y...
—¡Auch! —exclamó Derek al sentir el golpe en su brazo. Levantó la mirada del libro para ver a Lilian —. ¿Acabas de golpearme con una pera?
—Y si no me ayudas seguiré con los mangos —amenazó ella, con una sonrisa maliciosa.
—Tú no me das miedo —dijo, volviendo al libro. Segundos después, otro golpe seco se escuchó en su espalda —. ¡Auch! ¡Lilian!
Por suerte, ninguna de las frutas fue golpeada con la fuerza suficiente como para hacer un desastre. Aun así, lograron hacer reír a Lilian hasta que sus carcajadas aceleraron el ritmo cardíaco de Derek de una forma que me es imposible de narrar. Ver a Lili feliz era como ganarse la lotería para él: algo extraño, pero era un premio que valía completamente la pena. Si ser golpeado con frutas causaba esa sonrisa en ella, entonces no le importaban esos ataques con mangos y peras. Es más, aceptaría ser golpeado por una piña de ser necesario. Contad de verla así haría lo que sea.
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Margaritas || P.E #1
Teen Fiction"Las margaritas son frágiles, delicadas, sencillas..." Quien cree eso, es porque no sabe lo que sabe la doctora Margaret A. Wallace: Ella, especialista en desórdenes alimenticios y problemas psicológicos, sabe que el mundo en realidad es un gran jar...