Capítulo 53

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Capítulo 53Las ventajas de tener un delator:Día 360 del programa M

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Capítulo 53
Las ventajas de tener un delator:
Día 360 del programa M.E.R: 6 de enero del 2016

7:30 am

Lilian Bennett nunca llegaba a tiempo al trabajo y Derek Osbone sabía eso a la perfección...

Y solo por esa razón, el chico se sorprendió al encontrar a su novia en el mostrador de Sweets tan temprano. Fue la primera vez, tras todo el tiempo que llevaban trabajando para esa franquicia, que ella llegó antes que él ¿La razón? Pues, eso resultaba tan obvio como la tristeza en las miradas de los dos.

Desde el día anterior, no se habían dirigido ni una sola palabra entre ellos. Derek quedó con un mal sabor de boca al recibir un rechazo por parte de Lilian, y ella quedó con acidez por haberle dicho lo que resultó un impulso en el consultorio de Margaret. Lili tragó saliva en el instante en el que encontró dolor en los expresivos ojos de su novio. Ella había causado eso...se sentía como la peor persona del mundo.

El silencio instalado entre los dos resultaba ensordecedor. Y sí, un silencio te puede dejar sordo, o al menos la amplitud y peso de este lo puede hacer. Era una ausencia de sonido abrumadora y extraña, algo incómodo que no resultaba normal entre ellos dos ¿Por qué no hablaban de una vez?

—Yo...—eso se escapó de la garganta de Lilian al tiempo en el que abandonaba la barra de jugos para acercarse a él.

Quedaron a tres pasos de distancia, pues ella no se atrevió a acortar la lejanía a centímetros. Se sentía como un monstruo por dejar tristeza en un rostro hecho para verse alegre, dolor en unos ojos que se hicieron para mostrar felicidad. Por ello, bajó su mirada al tiempo en el que un nudo se instaló en su garganta. En silencio, se lamentó por su manera de amar, esa que resultaba inestable, dolorosa y hasta letal.

Creía que Derek merecía algo mejor.

—Yo lo sien...

Sh —él la calló —. No hables.

Fue él quien se hartó de la distancia y la atrajo a sus brazos. La protegió de la única manera en la que la anatomía humana permite hacerlo sin recurrir a alguna fuerza física: un abrazo. Ella se dejó envolver, apoyando su rostro en su pecho y luego escondiéndolo en su cuello. Aspiró su aroma; era dulce, pero no lo suficiente como para asfixiarla. Sinceramente, a ella le pareció el aroma perfecto.

Junto a él, sentía que pertenecía a algún lado ¿A dónde? ¿A sus brazos? ¿A Detroit? ¿Al mundo? ¿A las estrellas? Ninguna de esas, ella solo sentía que pertenecía; y para alguien con un hogar fraccionado, pertenecer resultaba demasiado difícil.

Pero él lograba hacerlo.

Quizá Derek no merecía un amor tan inestable como el de Lilian, pero hay que dejar que sea él quien lo decida. Después de todo, él también sentía que pertenecía junto a ella: pertenecía a esa cercanía, a ese abrazo y por esa chica.

Margaritas || P.E #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora