Capítulo 35
Destinado a Caer:
Día 144 del programa: 3 de mayo del 20155:00 pm
Derek podía ser muchas cosas, pero idiota no era una de esas. Solo por eso, no le costó notar las bolsas bajo los ojos de Lili ¿Y cómo no las iba a ver, si últimamente lo único que hacía era admirar ese color azul pálido?
También le resultó sencillo fijarse en la venda que ella traía en su muñeca derecha, a pesar de que Lilian se había puesto un suéter de mangas largas solo para evitar que se expusiera tal cosa. Quizá fue algo tonto por parte de la margarita creer que lo escondería, pues Derek siempre notaba cuando ella estaba dolida...pero esa vez estaba peor de lo que acostumbraba.
Él le preguntó en el momento en que la vio, que era lo que le ocurría. Como respuesta, solo obtuvo un simple: "estoy bien", por parte de Lilian. A Derek le sacaba de quicio cuándo ella trataba de cubrir todo lo que le sucedía. Lili jamás le mentía, pero cuando ocultaba cosas era para defender o disfrazar lo que Caroline hacía. Por esa razón, él supo que la madre de su amiga le había hecho daño; de nuevo. Claro que, con las respuestas cortas y evasivas de Lilian, jamás lograría saber cuál fue la atrocidad que había cometido la alcohólica esa vez.
Luego de una semana de la hospitalización de Dalia, a ella le habían dado de alta y, por órdenes de Margaret, todas las margaritas junto con sus delatores debían ir al hospital St. Gilbert. Ahí se llevarían a cabo los exámenes médicos que ellas requerían para comprobar sus estados de salud. Aunque había heridas que no saldrían en los diagnósticos.
Las cicatrices no siempre tienen que ver con enfermedades.
Ambos amigos iban tarde a la sesión, pero, ¿acaso podían culparlos? Ese día podía resumirse como uno de los más incómodos en su amistad, pues no se dirigían la palabra desde la vaga respuesta de Lilian esa mañana en Sweets. Derek no sabía si estaba frustrado ante no poder ayudarla, molesto porque ella no hacía nada en contra de Caroline, o preocupado por todo lo que le estaba pasando. Quizá, sentía todo eso al mismo tiempo. Después de todo, a pesar de la pequeña figura de Lilian, ella era alguien capaz de despertar miles de sentimientos con solo una mirada; al menos en Derek, y por eso planeaba averiguar lo que ocurría.
En el momento en que ambos estuvieron solos en el elevador del hospital, él tomó el impulso y apretó el botón que lo detenía a mitad del camino. Lilian lo observó con sorpresa desde la esquina del ascensor. Luego, cuando sus ojos se juntaron, ella solo pudo suspirar al tiempo en que bajaba la mirada.
—¿Por qué siempre que vengo a este hospital alguien detiene el elevador? —se preguntó a sí misma, recordando la primera y tediosa sesión del programa M.E.R.
Su mente no pudo estar mucho tiempo en aquel recuerdo, pues la intensa mirada de Derek sobre ella la hizo sentir vulnerable dentro de esa caja de metal detenida. En adición a eso, su reflejo aparecía en las cuatro paredes del ascensor, y eso solo le confirmaba lo patética que se veía. Le dolía la cadera, la muñeca, el cuerpo, pero, sobre todo, tenía destrozada el alma. Tenía un nudo en su estómago, había vomitado más veces de las que estaba acostumbrada. Aún se sentía vacía, a pesar de que le ardía la garganta.
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Margaritas || P.E #1
Teen Fiction"Las margaritas son frágiles, delicadas, sencillas..." Quien cree eso, es porque no sabe lo que sabe la doctora Margaret A. Wallace: Ella, especialista en desórdenes alimenticios y problemas psicológicos, sabe que el mundo en realidad es un gran jar...