Capítulo 31
El lugar del alma:
Día 106 del programa M.E.R: 26 de abril del 2015.6:00 pm
E. Punset, escritor y economista español, dijo alguna vez que "el alma está en el cerebro". Aquella se convirtió en una frase célebre, ¿pero acaso podría ser verdad? ¿Algo tan fuerte, tan importante como el alma, puede almacenarse solo dentro de la mente?
La cosa con las frases que llegan a ser populares —en la mayoría al menos— es que no necesariamente deben ser cien por ciento ciertas; tan solo deben tener algo que las vuelva inolvidables, algo que las conecte con un sentimiento aterradoramente real. Son la justa mezcla entre la metáfora y la realidad.
El señor Punset, por ejemplo, no sabía dónde se encuentra el alma al decir aquello; nadie lo sabe, pero la ubicó en el cerebro por alguna razón. Quizá tiene que ver qué por ahí pasan todas nuestras decisiones antes de realizarse, o que todos tenemos esa voz interna que nos aconseja dentro de las paredes de nuestra cabeza. Lo cierto es que, con esas pocas palabras, logró hacernos pensar en una realidad que es desconocida para todos nosotros. No sabemos si el alma se encuentra en el cerebro, pero andamos buscándole un lugar constantemente; esa es la parte inolvidable de su frase.
Existe otra frase, quizá no tan célebre, pero es capaz de acercarnos a una realidad tan aterradora que nos puede hacer temblar. Quizá debas tener cuidado al leerla, pues quién la dijo sintió que su corazón se desinflaba al pronunciarla:
—No sé quien sufre más: si los enfermos, o los que los vemos enfermar.
No la dijo un filósofo, o algún escritor, tan solo fue un Calvin Milestone que no sabía cómo afrontar las noticias que le había dicho Derek, hacia tan solo veinticuatro horas. Eve Nicols sintió un escalofrío al escuchar esas palabras salir de la boca de su novio, y solo pudo levantarse de la silla dentro del pent-house del pelirrojo y abrazarlo.
—Tranquilo, Cal —lo había visto con esa cara de preocupación desde la llamada de Derek y ya le estaba rompiendo el corazón ver esos ojos verdes tan tristes —. Ya Margaret nos dijo que la siguiente sesión serán otros exámenes médicos para tomar acciones en pro de la salud de las cuatro. Todo estará bien, cariño.
¿Qué? ¿Creíste que la doctora Wallace no haría nada al respecto sobre la salud de sus margaritas? Pues, si así fue, estabas equivocada. En el instante en que vio los análisis de las cuatro, supo que Ume y ella debían tomar acciones rápidas para mantenerlas sanas. El programa ya había cambiado ciertas cosas con respecto a las chicas, pero era hora de seguir avanzando.
Sanne se reunía todas las semanas con Ume, solo para revisar su estado y para que ella le indicara alimentos que podían aumentar el sodio en su organismo. La margarita ortoréxica estaba dispuesta a mejorar, lo cual era un gran logro. Se le veía más abierta con las margaritas, a pesar de que seguía igual de cerrada ante el resto del mundo. Era un inicio, y si seguía como iba, pronto volvería la Sanne que la ortorexia alguna vez se llevó.
ESTÁS LEYENDO
Margaritas || P.E #1
Teen Fiction"Las margaritas son frágiles, delicadas, sencillas..." Quien cree eso, es porque no sabe lo que sabe la doctora Margaret A. Wallace: Ella, especialista en desórdenes alimenticios y problemas psicológicos, sabe que el mundo en realidad es un gran jar...