Capítulo 6

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Capítulo 6Insultos y estrellasDía 1 del programa M

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Capítulo 6
Insultos y estrellas
Día 1 del programa M.E.R: 11 de enero
del 2015

4:45 pm

Todo lo que pasó al bajar del elevador resultó extraño para las margaritas. La doctora Wallace no dijo ni una sola palabra luego del espectáculo de Lilian, tan solo se limitó a sonreír; y no fue una sonrisa fingida, no. La mujer se veía genuinamente contenta.

Nadie en su sano juicio esbozaría una sonrisa así luego de una acusación tan ruda como la que arrojó Lilian, pero incluso yo, que la conozco bien, empiezo a dudar de la existencia del juicio de Margaret A. Wallace.

En fin, como la doctora no quiso hablar más, le pasó el relevo de la sesión a una doctora a la que conocía bastante bien. Ume les dio las indicaciones a las chicas y les dijo que tendrían que someterse a un chequeo médico, así como a una terapia psicológica privada como primera obligación dentro del programa. Por supuesto hubo objeciones, sobre todo cuando aclaró que ninguna de ellas podía dejar el hospital hasta que todas terminaran. Claro que acabaron por aceptar ¿Acaso había otra opción?

No fue una sesión muy agradable que se diga, ni siquiera la gentileza de la doctora Ume pudo aligerar ciertos momentos llenos de tensión. La sala de espera se transformó en un salón de tortura, en donde Sanne, Cloe y Dalia, intentaban sobrevivir a un silencio asfixiante. Las tres ya habían pasado por el arduo proceso de un chequeo médico y la sesión de terapia. Estetoscopios, balanzas, luces cegadoras, preguntas incómodas, olor a cloro y a químicos, no creo que haga falta decir la razón por la que ellas odiaban lugares como ese; resulta demasiado obvio.

Esperaban a Lilian, quien estaba viviendo su propio infierno en el consultorio de la doctora Ume. Las cuatro solo podían pensar en una única cosa: ¿Cuándo sería la hora de irse?

Dalia consumía sus horas de espera devorando la paleta que la doctora Ume le dio con especial cariño. Mientras tanto, Cloe rodó los ojos por cuarta vez en el día tras observar todo aquel dulce concentrado en la boca de la pelirroja. Su rutina durante el tiempo que llevaban en la sala de espera consistió básicamente en turnar su mirada de la revista en sus manos, a Dalia. La obesa se había dado cuenta de ello. Con un pequeño ruido, Dali sacó la paleta de sus labios, ganándose otra volteada de ojos por parte de Cloe.

—¿Ya lo encontraste? —le preguntó a Cloe, logrando que ella levantase la mirada que fingía estar atenta en la revista.

—¿Qué cosa? —cuestionó Cloe, confundida.

—Tu cerebro —bramó Dalia —, es que ruedas tanto los ojos que imagino que eso debe ser lo que buscas. Yo que tú no me esforzaría tanto, si no lo has encontrado aún debe ser por algo.

Sanne, quien se mantenía atenta a su teléfono, soltó una pequeña carcajada al oír aquello. Dalia le causaba repugnancia, aunque no se trataba de algo personal en contra de la chica, solo le parecía una abominación lo que le hacía a su cuerpo. Debía tener una mejor alimentación ¿Cómo podía vivir sin una dieta? Lo mismo pensaba de Cloe, ya que no comer no es una dieta en sí ¿Cómo podían vivir esas chicas?

Margaritas || P.E #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora