Capítulo 29
Canciones y monedas:
Día 100 del programa M.E.R: 20 de abril del 2015.6:00 pm
Un nuevo golpe en el labio de Lilian no solo significaba más alcohol apoderándose del organismo de su madre, o que debía esconderlo a toda costa, también era una señal de que su vida no estaba en orden, a pesar de que ella se negaba a admitirlo. No importaban las veces que les dijera a las chicas que esos moretones y raspones no eran importantes, ellas no podían creerle. El maquillaje no cubría todo su dolor, y su actitud agría dejó de intimidar a sus compañeras hacía tiempo. Cada vez se le hacía más difícil esconderse de ellas...
Y no sabía si eso estaba muy mal, o muy bien.
—Lili, ¿sabes que puedes decirnos lo que ocurre? ¿Verdad? —le dijo Dalia con delicadeza —. No somos la doctora Wallace, no tienes por qué sentirte intimidada con nosotras.
Lilian le sonrió de lado a las cuatro al tiempo en que salían del consultorio de la doctora. La sesión de ese día había sido sencilla, tan solo una simple charla. Sin embargo, todas habían notado que la margarita bulímica no habló en ningún momento. Ella tan solo se quedó observando su flor en silencio.
—No se preocupen por mí, estoy bien —solo para aclarar, la sonrisa que Lilian tenía en su rostro era tan falsa como sus palabras —. Derek ya llegó, debo irme.
—Bien —Sanne le dedicó una sonrisa la ladeada al tiempo en que se acercó para despedirse con un beso en la mejilla —. ¿Nos vemos mañana?
—Si ¿Quieren acompañarme al árcade? —sugirió Cloe al tiempo en que se acercaba a Lilian para despedirse.
—Creí que no volverías a ese lugar —señaló Dalia, enarcando una de sus cejas en dirección a Cloe.
—Mientras Cam y Chelle no se enteren, todo estará bien. Lo mantendré en secreto, así no les daré una razón a ellos para odiarme.
—¿Pero por qué te...? ¿Sabes qué? Olvídalo —habló Sanne. Ya todas habían descubierto que lo más importante para Cloe era la opinión de otras personas, en especial la de su novio y mejor amiga. No tenía sentido discutir con ella sobre eso.
—Esta bien, cuenta conmigo, Cloe —aseguró Lilian, para luego oír una bocina de auto tras de ella.
—¡¿Por qué la prisa, nerd?! ¡Ni que tuvieras a donde ir! —gritó Cloe, que, por supuesto no fue escuchada por Derek, ya que las ventanas del auto estaban cerradas.
—Nos vemos —dijo Lilian y luego se alejó.
—¡Adiós, Lili! —Dalia respondió por todas y las tres observaron adentrarse en el auto.
Una vez adentro del auto y en el puesto de copiloto, Lilian se permitió suspirar. No entendía porque estaba dejando entrar a las margaritas en su vida cuando luchó por años para que nadie se acercara demasiado. Solo de esa manera podía mantener el maltrato de Caroline y el abandono de su padre en secreto, así podía evitar la lástima. Quería que todos la vieran como alguien normal, a pesar de que no lo era; quería que todos pensaran que su mayor problema era la bulimia, cuando no era así.
ESTÁS LEYENDO
Margaritas || P.E #1
Teen Fiction"Las margaritas son frágiles, delicadas, sencillas..." Quien cree eso, es porque no sabe lo que sabe la doctora Margaret A. Wallace: Ella, especialista en desórdenes alimenticios y problemas psicológicos, sabe que el mundo en realidad es un gran jar...