Capítulo 17.

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Reescrito.

— Señorita Honey.— Levi trato de llamar su atención pero la chica seguía sentada observando el nublado día como si la ventana fuera una televisión. Realmente lo era para la azabache, se imaginaba la muerte de Amy. Debió ser terrible para haber pegado el aroma en Greyson.— ¿Esta bien?

— Perfectamente. — mintió descaradamente girando la cabeza para ver al aterrado guardia.— ¿Qué no me ves? —Levi retrocedió y miró a sus compañeros de guardia, ellos mismos lo alentaron a seguir hablándole.

— La hemos visto mirar esa ventana durante tres días, señorita.— Levi incluyó a los valientes de Roy y Travis que estaban en la puerta manteniendo la distancia.— Estamos preocupados.

— ¿Por mi? —indagó la azabache regresando la mirada a la ventana.— ¿Por mi, Levi? —repitió.

— Por ambos, señorita.— Roy se dignó a entrar en la habitación.— Usted tanto como el líder han estado actuando de manera preocupante.

— ¿Enserio?

— Han estado distanciados desde hace tres días pero con lo que pasó ayer....

— Ustedes no vieron lo que pasó cuando me dejaron con él. — Honey los corto en el acto con bastante agresividad pero no pueden culparla.

«— No voy a caer en los berrinches de mi prometida y más le vale a ella que empiece a comer o la haré hacerlo a mi manera.— en eso último alzó la voz para que ella lo escuchara a la perfección, Greyson se quejaba con los tres mediocres que tiene como guardias de Honey con la puerta entreabierta para que ella oyera perfectamente y dejará esa actitud que tomo desde que le dijo que mató a Amy.

Honey se encerraba en el baño cuando él entraba en la habitación y no importaba los gritos o amenazas ella no salía hasta el último segundo, tampoco le respondía. A veces era grosera y otras pasiva cuando él le decía que la dejaría en ropa interior en el despacho mientras platicaba con Calum para que sea más amable. Han sido dos días pesados y Greyson está harto.

Dos horas más tarde Greyson regresó a la habitación esperando ver una bandeja vacía y eso encontró, la bandeja vacía porque la berrinchuda niña había aventando todo al suelo y los tres guardias trataban de encubrir a la malcriada.

— Largo.— eso bastó para que los tres pequeños vampiros huyeran dejando a los padres discutir a solas.— ¿Me darás una explicación? —Preguntó acercándose al desastre en el suelo. Debió pasar lo de la otra vez, dejaron la bandeja en la cama y ella la pateó.

— Querían que comiera porque estaban preocupados de lo que me harías si encontrabas el plato lleno.— respondió sin ánimos.

— Te aseguro que algo peor te haré ahora mismo.— Honey se tensó al oír sus palabras, iba a castigarla.

— No tengo hambre.— trato inútilmente de excusarse.

— Se de que tienes hambre.— Greyson se dirigió a su armario alarmando a la chica que días atrás revisó el contenido oculto de ese lugar. ¿Sacaría las esposas rosas o aquellas prendas ajustadas de ropa interior? ¿Los vibradores? —Quería esperar a que te portarás bien para dártela. — La mente de la azabache dejó de crear escenas porno insufribles en cuanto percibió un exquisito olor, era pánico, era Greyson, una camisa; Greyson agarraba una camisa blanca.— Pero como has sido muy malcriada la mandaré a lavar de una buena vez.

Honey Sei. ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora