Capítulo 40.

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Reescrito.

— Quizás no necesitas escribir nada si podrás decírselo de frente.— Marina le sonrió dejando el papel y bolígrafo en el sillón donde estuvo sentada. Le había dado un minuto a Honey para afrontar la gran noticia y esta segura que jamás vio una emoción tan grande en sus ojos púrpura como la que tiene ahora.

Aquella esperanza solo un ser humano la podía reflejar, incluso en el aire se podía respirar con facilidad sin el aura oscura de Honey en el alrededor. Marina veía las expresiones más humanas de Honey las cuales la misma fue suprimiendo de a poco al notar la sonrisa en el rostro de la bruja. Se emocionaba demás, todavía no había escapado y tenía mucho por hacer; debían definir los detalles, alistar un bolso sumamente sencillo para no levantar sospechas, una excusa para salir por un largo tiempo para no llamar la atención...despedirse de Nyx y Mi...

Mika.

— Aún quisiera responder.— susurro aclarando su garganta. — Y...ahora que mi pesadilla esta acabando me doy cuenta que quizás deba acabar la de alguien más...— Tomo el papel y el bolígrafo y fue hasta el tocador para usarlo como escritorio.

— Si te refieres a Nigthmare...

— No.— negó.— Hablo de alguien que sin importar que le diga la verdad seguiría en esa pesadilla que apenas empezó...pero con la verdad estoy segura que por ella misma saldrá de aquella pesadilla.

— Aprendí hablar código morse casi en el mismo momento de su invención pero no entendí en lo más mínimo que código acabaste de usar.— confesó acercándose a ella y solo vio que escribió "Lobo tonto".

— Solo ayúdame a pensar en una excusa y luego hacemos mi mochila.— pidió mirándola sobre su hombro, luego la encontró en el reflejo del espejo del tocador.— Debo entregar esto en la noche.

— ¿Y la otra?

— Privado.— contestó.— Y la entregare antes de irnos mañana...es una carta de despedida.

— ¿Acaso estabas hablando de Alexander?

— No seas ridícula.

Honey se removió de brazos cruzados tratando de mantener el calor

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Honey se removió de brazos cruzados tratando de mantener el calor...normalmente no sentía las temperaturas pero últimamente sentía muchas cosas y una de ella era el característico frío de Canadá, sobre todo en víspera de época invernal. El frío afectaba su nariz la cual se hallaba enrojecida para este punto— Veinte minutos esperando y contando.— aunque eso también podría ser la cercanía que tenía con las Lavandas; era alérgica a la flor. Mantenía cierta distancia pero igual le afectaba a ella, ya que dicha distancia era tal que están no se habían oscurecido del todo con la presencia de Honey.

¿En dónde estaba ese chico? No fue difícil escabullirse hasta afuera, había guardias, si, pero ella podía moverse entre las sombras como antes pero tampoco se podía desaparecer por mucho tiempo, lo ultimo que quería era que la buscaran.

Honey Sei. ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora