Reescrito.
— ¿Sötét, eres tu? —indago la bruja al oír la puerta. Marina levantó la vista de las cartas encima de la mesa para encontrar a la azabache pasando por el marco sin puerta.— ¿Cómo te fue?
Honey se encogió de hombros sin una opinión.
— La madre de los hermanos le manda esto.— le dejó la bolsa de papel en la mesa para dirigirse al refrigerador en busca de aquella tarta. Que importa que tenga vitaminas, realmente necesita esas vitaminas para su cuerpo y sobre todas las cosas; tarta es tarta.— ¿Qué hace? —indago con el envase en mano y ahora en busca de una cuchara.
— Reviso la correspondencia.— mostró rápidamente el papel para que captara.— Cartas de amigos, facturas...Cupones.
— ¿hay carteros en el infierno? — Indago con un asombro casi auténtico. Marina levantó una ceja bajando sus anteojos de lectura.
— Ellos no están muertos, tesoro. — le aclaró a la azabache.— Tengo conocidos vivos, normalmente no hablamos para trivialidad pero como he dicho que logré conocer a una Sei Dunkel soy la envidia.
Honey levantó una ceja:— Sigo sin entender el interés en los Sei Dunkel.
— Son seres magníficos, cariño. Aún cuando no eres como tus antepasados eres un Sei Dunkel en toda regla y su gloria.— Honey siguió comiendo apoyada en el marco sin saber que decir.— Es una pena que estén al borde de la extinción.
— Nosotros mismos lo quisimos así.— se encogió de hombros.— Después de todo fuimos nosotros mismos quienes jamás se interesaron por procrear.
— Quedan algunos pocos de cientos de ustedes...creo que no llegan ni a mil.— murmuró la bruja con cierto pesar.— Aún residen algunos en Hungría, Rumania y Eslovaquia que se quedaron ante la inminente emigración.
— ¿Cuál emigración?
— Una que hubo hace alrededor de quinientos años...ya sabes por el surgimiento de "Drácula ante la humanidad" —el fatality más grande entre los vampiros.— Los Sei Dunkel fueron sacados de los bosques con algunos vampiros en la caza de ellos...Cruzaron el mar atlántico norte hasta Estados Unidos y posteriormente fueron empujados hasta el borde de Montana y algunos pocos llegaron hasta Canadá. Los Sei Dunkel, debido a que los vampiros fueron empujados y mas perseguidos.
— Un trayecto bastante largo...— murmuro Honey interesada en el relato.
— Es una historia no escrita, no me sorprende que no la supieras.— la consoló.
Una duda le surgió a la azabache.
— Si fuera a los tres primeros lugares que mencionaste...¿podría encontrar a más como yo?
— Como tu que se diga tu...— divagó un poco mientras la chica dejaba el plato vacío en el fregador.—...Tu entiendes querida, hallarás a Sei Dunkel sin parte humana...también esta la posibilidad que encuentres alguno cruzando la frontera a Estados unidos. Busca el bosque más tenebroso de Montana.— le indico yendo tras ella cuando Honey regreso a la sala.
— Primero debo salir de aquí.— murmuro mirando la ventana, por alguna razón fue y apartó la cortina para ver a Roy y Levi de pie mirando a los alrededores. La noche se estaba poniendo fría.
—Pobrecitos...— Marina llegó a su lado mirando lo mismo que ella pero con diferentes sentimientos.— Alexander exagera teniéndolos así. ¿No te dan pena que estén allá fuera, Sötét?
— ¿No tienes un hechizo para que llueva, verdad? —indago sin dejar de verlo, es más, Honey les hizo la misma maldad que con Cody y sacudió unas ramas del árbol seco quitando la poca nieve de encima para que les cayera.