Capítulo 38.

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Reescrito.

Honey al siguiente día —casi al mediodía— se encontraba vistiéndose en su recámara bajo la atenta mirada de Nigthmare en una esquina y la todavía inquietud de Marina reflejada en sus oscuros ojos.

— ¿Estas segura que no recuerda nada, querida?

— Greyson es muchas cosas pero no me miente.— argumento colocándose la camisa oscura de cuello alto y acomodándola para que estuvieran en el interior de su falda negra.— Me hubiera reclamado o dicho algo.

— Mencionaste que estaba extraño.— murmuró la bruja.

— Bueno, alguien...— remarco girándose.— Lo aventó a lo desgraciado contra una pared, creo que tuvo todo el derecho de comportarse de esa manera.—volvió a declarar cruzando sus brazos para mirar a Nigthmare.— Además, no fue como que estuvo apunto de ver a Nigthmare...oh no, espera...Si estuvo muy cerca de verte.— reclamó por enésima vez.

Realmente su humor no había mejorado, sintió un verdadero terror cuando Nigthmare lo atacó pero ciertamente no temía por Greyson sino por ella misma, perdió mucha sangre y estaba segura que su vida corrió un buen grado de peligro; fue una fortuna que Frederick escuchara los gritos aunque como la puerta de aquel cuarto estaba abierta tampoco era imposible de oír, la mansión era espaciosa y si descuidabas una puerta el aislamiento se iba a la mierda y todo podría oírse. Además de que también fue un alivio que para ese momento estuviera de regreso en la mansión.

Ahhh «No me sintió mal por lo que hice»— declaró Nigthmare desde su lugar usual; sobre el espejo con una imagen que podría recordar a un gato sobre una rama o estante.

— Me sorprenderías si sintieras algo.— escupió yendo al armario por zapatos.

— Querida, no seas severa con ella.— pidió la bruja abogando por Nigthmare.— Solo trató de protegerte...— Honey suspiro pero no dijo nada mientras escogía unas botas altas. Se estaba arreglando para ir a un entierro con Greyson, el hombre le aviso en el desayuno frente a todos evitando que pudiera negarse y teniendo en cuenta que ayer le reiniciaron la vida con ese golpe no quiere contradecirlo.— Creo que esto fue una clara señal para decirle a Alexander, Sötét.

— Ni hablar

— Se razonable.

— Es lo que te digo.— musito.— Estoy harta de él y aunque me encontró disgustada con Nigthmare no me siento mal por el golpe, mi temor era su muerte.— declaró.— Nigthmare es mi salida de aquí y no pienso decirle absolutamente nada porque no solo sería joderme a mi misma sino que no tenemos la seguridad que deje que Nigthmare se vaya.

— En ese caso debemos acelerar los planes.— opino rindiéndose ante la idea que la azabache hablarla con el vampiro.— Levi apareció mientras los demás desayunaban y me hizo entrega de todo, le dije que el "líder" quería absoluta discreción para que no se lo mencionaría ni al joven Roy.

— Mucho menos a Roy.— mascullo la azabache tomando un saco para completar su atuendo.— Tu y Nigthmare vayan a la casa con la excusa de buscar alguna baratija y empiecen hacer el conjuro, pócima...lo que sea con exactitud.— organizo.— Iré al entierro con Greyson mientras.

Sin ninguna palabra más por decir, Honey salió de la habitación pasando de tocarle la puerta a Greyson y solo siguió el camino hacia las escaleras. En la sala no se encontraba más personas que algunos empleados humanos metidos en sus labores, era casi hora de almuerzo así que Frederick estaría en la cocina.

Un joven le aviso que el auto estaba listo por lo cual aprovechando que le abrió la puerta principal se encaminó hacia el auto para esperar a Greyson, el chico también le comunico que aún el señor no bajaba. Ella no tenia prisa ni interés aunque estaba segura que quizás le pegue algo de culpa si los familiares afectados de la víctima lloran desoladamente por el fallecido. Sin querer pensar en eso, se subió al auto sin esperar que saliera el chófer para abrirle la puerta y vaya sorpresa se llevo al ver quien estaba en el volante.

Honey Sei. ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora