Capítulo 27.

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Reescrito.

| G r e y s o n |

El destino esta escrito con demasiados espacios vacíos y con palabras que se pueden tergiversar a conveniencia. ¿Por qué lo digo? Mira mi vida. Aún recuerdo ese día, antes de irme de viaje llegó a mis oídos que Infamius— el mejor amigo de mi hermano— había tenido otro hijo, su cuarto hijo. Era impresionaste ya que muchos vampiros tienen dos y es demasiado. Eso fue lo que pensé y por un segundo me planteé ir a conocerla. En ese momento no sabía cual era su sexo sólo sabía que no iría porque no quería pasar lo mismo que con el nacimiento de Karter. No quería ver ese ambiente de felicidad y plenitud.

Una tontería teniendo en cuenta que ni Katryns, mi cuñada, es la pareja de mi hermano y la esposa humana de Infamius tampoco era su pareja. Creo que solo no quería ir y cuanto me lamento no haber ido.

Me hubiera ahorrado veinte años de miseria.

Recuerdo cuando la vi entre la gente en ese vestido azul con la boca roja de la sangre que se bebía y con esa mirada suya, oh, y esa aura a muerte con dulce por encima...esa que te advierte sobre acercarte pero al mismo tiempo te incita a que lo hagas. Todos los recuerdos de hace veinte años me cayeron como balde de agua fría cuando me dijeron que ella era la cuarta y ultima hija de Infamius Moore.

Eso es pasado como Vidal, quizás así las cosas son mejor siendo ambos adultos...

Estoy mintiendo, todo seria jodidamente más fácil si la hubiera conocido antes. Los lazos de pareja desde muy pequeños son los más fuertes.

Me maldigo a mi y a ella.

Miel.

A todos nos llega el karma para cobrarnos algo, a veces hay que ser el karma. Yo le cobré a Vidal lo que hizo arrebatándole a la madre de su hijo y el clan en el proceso, la cereza de aquel pastel fue dejarlo con vida aunque ahora me estoy arrepintiendo de eso pero de él no hablamos sino de mi y de mi karma; mi querida Miel. Se dice que amarás a quien no te ama por no haber amado a quien te amo...Cuanta maldita verdad. Jamás correspondí el amor de nadie...muchas llegaron amarme y no hice nada, no sentía nada por ellas al igual que Honey aún no siente nada por mi.

Aún.

No amo a Miel, es difícil amar a alguien que no le importo en lo más mínimo pero muchas mujeres pueden amar a hombres así, es justo que sea mi caso. Aún recuerdo el pequeño interés que fue elevándose a niveles inimaginables. De mi boca no suele salir mucho pero sin quererlo todo lo que salía era sobre Miel, absolutamente todo, no se como Frederick no termino loco oyéndome; creo que por eso le tiene tanto cariño. Su sangre...sin ella saberlo revivió un corazón que jamás alguna vez latió y con la meta de domarla enloqueció.

Enloquezco porque es todo lo opuesto que alguna vez tuve; si tuve mujeres pequeñas con apariencia cercana a la suya pero Miel es un estereotipo diferente. No se como calificarla, mucho menos definirla. Es un ente. No, eres una persona sin igual para mi. No le agrado, me desprecia con buenas bases y aún así me importa tanto que nos condené a ambos por el hazá—no sólo a ella —no se porque lo hice, quería que cediera para tenerla en mi poder; no lo tomo como egoísmo sino que quiero protegerla ¿de qué? cuando tenga la excusa se los diré.

Sin embargo, nada de lo que hago funciona. Maldita seas Honey ¿Por qué eres así? Nunca conocí a una chica así, no solo tu raza te hace relucir, ni tus ojos o belleza sino tu actitud, eres tan desinteresada en casi todo y tu anhelo por el más allá pagado por el sueño de un conservatorio que se quedo en eso, un sueño. Te diría que lamento eso pero no lo hago.

¿Síndrome de Estocolmo en dónde estas que no te veo? Te quité para darte, reste a tus protectores «familia» para que te apoyaras en mi, te intenté introducir en mi mundo de dominación a través de tu vulnerabilidad por falta de poderes y nada. Nada funciona, me siento fracasado. Esquivaste lo que sinceramente es un plan macabro representando por mi egoísmo, mi miedo irracional de quedarme solo como pasó con Sophia, ella no merecía irse.

Honey Sei. ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora