— ¡¿Nunca has cocinado en tu vida?! — Nyx no pudo ocultar su asombro sobre todo cuando la expresión neutral de Honey no cambio por su extenso tono. Sin embargo, si noto como los empleados y cocineros la miraron al menos por un segundo.— ¿Ni un sándwich? —susurro.
La azabache negó apoyando la cabeza sobre su mano.
— Nunca he tenido la necesidad.— se encogió de hombros.— En mi casa siempre ha habido servicio y...bueno, no soy fanática de la cocina como sabes.— agrego alzando una ceja en su dirección.
Dicho de esa forma, ciertamente, mucho sentido tiene que Honey no sepa cocinar. Sorpresa seria si supiera.
— En ese caso haremos algo sencillo...— Nyx siguió ojeando el libro de recetas del chef.— Algo dulce, se que tienes preferencia por eso, y de por si generalmente esa clase de platillos se hacen en las pijamadas.— murmuro.
— No pareces muy familiarizada con el tema.— comento la azabache.
— Te estoy explicando.— aclaro.— Lamento si doy otra impresión...e-estoy nerviosa.— confeso por lo bajo deteniendo su búsqueda.— Pierdo el valor que tome para esto, quizás es muy precipitado.
— Creo que el momento fue el adecuado.— aseguro guardando algunos pensamientos. «Mi ultima noche en la mansión, con ellos, ellas y él.»
— Quizás unas galletas con menta y chocolate funcion...
— ¿Nyx? — ambas chicas voltearon hacia la puerta que conecta con el comedor, por donde, una demacrada castaña muestra asombro.
— ¡Mika! — La rubia con confianza se acerco pero fue la castaña que concreto la unión de un amistoso y gentil abrazo.
Honey se sintió demás observando su saludo afectivo, desvió la mirada como si no le incumbiera como hacen el resto del personal; uno incluso aprovecho para preguntarle por unos aperitivos para dejarles ya que se retirarían en breve cuando terminen de recoger.
— ¿Qué haces aquí? —indago Mika sin soltarla trayendo a Honey de vuelta al encuadre.
— Yo la invite.— contesto levantándose de su lugar.— Le pedí a Nyx que se quedara esta noche en la mansión.
— Honey supo que cuando no estoy en la clínica con papá me quedo sola en la casa y me propuso pasar una noche aquí...— La rubia siguió la mentira blanca.— Y entre cosas decidimos hacer unas galletas nosotras mismas, ¿Sabias que Honey no sabe cocinar?
— ¿No sabes cocinar? — increpo con el mayor asombro que sus inicios de depresión le permiten.
— ¿Cuál es la puta sorpresa? — increpo sin entenderlo levantando su ceja como único gesto.
La castaña rio por lo bajo por alguna razón por el gesto y vocabulario tan inusual de la azabache, un alivio ya que no hubo más cuestionamientos innecesarios, tras eso, las cosas empezaron a fluir como Nyx y Honey buscaban. Mika se unió a ambas en el proceso de las dichosas galletas, aunque el principio se quedo sentada en la barra jugando vagamente con los bocadillos que los asistentes de la cocina habían dejado y el chef estuvo en una parte aconsejado a Honey al igual que Nyx al final la castaña se permitió colaborar también.
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