Capítulo 44.

5.5K 365 57
                                        

Reescrito.

Su conciencia volvió a ella tan rápido como pudo conectar el cuerpo con la mente, Honey al abrir los ojos sintió un dolor en su cabeza que ignoro para incorporarse pero por dicho apuro todo lo vio borroso y difuso. Volvió a dejar caer su cabeza en la suave superficie dejando sus ojos cerrados para adaptarse y entender.

Aunque con la poca información que recolecto volvió a incorporarse sin importarle mucho como su cuerpo se sentía; se pregunto duramente que hacia en una cama, no lo veía bien pero su tacto no fallaba, estaba cómodamente arropada y acurrucada en una cama.

No se oía nada además de algo metálico.

Honey frotó sus ojos para mirar su entorno, las sabanas blancas y mullidas de la cama la recibieron junto con el tamaño de la cama y todo en general. Frente a ella un gran espacio se cernió impresionándola y haciéndola olvidar por un segundo en que lugar esta, nuevamente el sonido metálico que vino cuando trato de levantarse hacia la terraza la hizo ser consciente de esas cosas obvia.

La primera era que estaba nada más, ni nada menos que en la tercera planta de la mansión de Greyson, la enorme habitación principal con su característica terraza.

Lo segundo es que el origen del sonido metálico es una cadena que produce esta al moverse o tensarse, la cadena esta atada a la cabecera de la cama e inicia en su cuello donde un collar de cuero con una argolla lo conecta...justo abajo de una joya morada decorativa de...

¿Una joya morada?

No puede ser.

Los sentidos de Honey desparecieron ante el bloqueo repentino por esa información que se calo dentro de ella. Una gema morada solo significa una cosa si esta viene con un collar de cuero.

No podía ser verdad, no podía, no quería que lo fuera.

Contuvo su temor, llanto y temblor endureciendo su cuerpo que solo quería colapsar de la angustia, sus emociones desbordan por encima de ella misma...sobre todo al notar de forma tardía la escasez de ropa en su cuerpo, estando únicamente en su ropa interior.

— ¿Has despertado?

Honey movió sus ojos hasta el origen de la voz hallando la imponente figura del vampiro en la terraza, este se aproximo a ella.

— Greyson...— susurro sin ocultar su pavor.

— Honey.— nombro severo, sin ocultar tampoco sus propias emociones mostrando sin pena o gloria las mismas; el enojo y la seriedad enmarcan su rostro. — Me costo mucho entender tus actos en esta ocasión...— confeso con dureza acercándose. Consigo trajo una silla de la terraza colocándola junto a la cama para sentarse en ella. Honey apretó las sábanas a su pecho.— Pero cuando Marina vio que iba enserio a herir a la cosa de sombra con luz me dijo todo a detalle.

— ¿Cosa de somb...? —le tomo un segundo darse cuenta de quien se refería.— ¿Qué le hiciste a Nigthmare?

La palidez de su rostro se elevo como si hubiera muerto con esas palabras, lo cual es cercano.

Greyson suspiro con simpleza, como si con eso pudiera apartar su ira.

— Siempre he tenido claro que no eres una persona que se interesa por las demás pero jamás pensé que cubrirías a la responsable de más de treinta muertes incluyendo la de Saki.— la miro señalándola.

Esto hizo sentir diminuta a la azabache y ante el nudo de emociones que surgieron nuevamente para instalarse en su garganta tomo fuerza de su cobardía.

— ¿Cuántas personas has matado en tu vida? — increpo en su defensa.

— Muchas, si. Lo acepto pero no las asesiné sin motivo, esta criatura asesinó por gula.

Honey Sei. ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora