Capítulo 54.

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Reescrito.

Honey se acurrucó en su cama entre sueños o intentos de los mismos. La agradable oscuridad y el tan entrañable silencio la mantuvo en calma.

Hasta que un sonido externo la hizo levantarse de golpe, los muebles se movieron por su susto.

Axel retrocedió con pánico.

— Te traje sangre helada...— explico su introducción a su habitación mostrando el vaso junto a un plato. —...Con galletas...las hice yo.

— Oh.— murmuro con vergüenza.

Su hermano busco aligerar la tensión que aquello hizo ignorando el hecho que ya no tiene sueño pesado. Antes era común verla dormir en diferentes partes generalmente con mucho ruido sin ella parecer perturbada en lo más mínimo pero ahora simplemente el sonido mudo de la puerta la espabiló.

Axel busco distraerla contándole de las galletas de chispas que hizo, su elaboración y como llego a la conclusión que podría cocinar. Han pasado dos días de su regreso, las cosas buscan volver a lo que fue antes, se siente ella misma en cierto punto como si solo hubiese enfermado y la están cuidado...y no que fue secuestrada.

Entre sus otros detalles.

Alister y Axel se turnan para acompañarla, movieron una televisión a su habitación donde el gemelo menor la entretiene con películas y otras series mientras el actual mayor de la casa — Alister — viene con libros para ella mientras pinta de su parte actuando más sutil que su contrario. Le suben sus comidas, la ayudan con su ropa. Todo sin agobiarla, Honey sabe que con una palabra ellos la dejarían sola.

Luego de vivir vigilada como una niña pequeña la atención de ahora debería traerle malos recuerdos pero al contrario, no desea estar sola, quiere que sigan con ella...quiere estar con todos sus familiares. Cuando despertó tras desmayarse en los brazos de su padre le explico al susodicho todo lo sucedido antes que los gemelos se adelantaran, narro ahorrándose detalles gráficos o cosas que un padre no debería saber...tras eso su padre solo viene a darle las buenas noches luego de bañarse como si buscara quitar algo.

Honey sabe que esta matando, hiriendo o intimidando a alguien.— puede ser las tres.— ya que ese olor a pánico que tiene impregnado no es normal. Bueno, lo es en su padre pero es claro el origen.

— ¿Debo tomar esto? — indagó tomando entre sus dedos una píldora.

— No tienes que tomarlo si no quieres, es para que descanses.

— Acabo de despertar.— señalo.

— ¿Dormiste bien?

Frunció los labios sin querer responder, esta devuelta a su habitación; su cama, iluminación controlada y todas las decoraciones que hacen propio su espacio. Sin embargo, le cuesta hallar la tranquilidad.

— La tomaré después.— acepto dejándola de lado. Axel le sonrió sin presionarla sacando la bandeja que consumió de su regazo.

— Llevare esto abajo. Iré por unos discos que quiero oír, podemos hacerlo juntos si deseas.

— Me encantaría.— sonrió suavemente.

Aunque su hermano busco ocultarlo se impresiono bastante de verla con esa expresión, puede entenderlo, jamás ha sido de sonreír o mostrar gran cantidad de emociones.

Porque no conocía lo que eran las emociones.

Varios recuerdos de si misma han venido a ella fortaleciendo aquel pensamiento, Honey no sabía de todas las emociones y sus derivantes. Sus memorias siempre la muestran apacible, en calma, poco feliz o molesta...siempre en un estado donde apenas es visible una emoción resaltante. De pronto, ese hilo de pensamientos la hizo ponerse de pie y dirigirse al espejo de su tocador para observar su rostro.

Honey Sei. ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora