Capítulo 37.

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Reescrito.

Cinco años después.

Greyson salió de su auto sonriendo y como desde hace años entró a la propiedad Moore como perro por su casa, pasando el jardín sin problemas y siendo recibido por la nueva esclava de la familia— quien solían cambiar a menudo por múltiples asuntos—, la humana lo recibió cabizbaja dándole paso al interior del lugar integro, conservador y oscuro aunque las cosas parecieron agarrar luz cuando una pequeña cabellera negra corrió hacia él.

— ¡Greyson, Greyson! —repitió la pequeña niña siendo alzada por el mayor entre sus brazos.— ¡Bienvenido!

— ¿Qué son esos gritos? —indago una pequeña voz bajando las escaleras. Lucian se sujeto del barrada y restregó sus ojos para quitarse el sueño antes de ver una típica pero desagradable escena.— Tu...

— Hola para ti también, Lucian.— saludo sin perder su buen humor sobre todo cuando acomodo entre sus brazos a la pequeña Miel.

— ¡Papá, Él llego de nuevo! —grito Lucian subiendo las escaleras.— ¡Dile que baje a Honey!

— ¿Cómo has estado, mi querida Miel? —interrogo ignorándolo, ya era común por parte de Lucian hacer eso, era como un segundo Infamius pero más molesto.

— ¡Estoy estudiando ballet! — le contó con entusiasmo moviéndose para que la bajara, al hacerlo Greyson se percató de su vestimenta con un body con unas medias negras cubriendo por completo sus piernas blancas.

— ¿Y el canto, arte y la música que me dijiste la otra vez?

— Me aburrí.

Típico de ella.

— No sabia que aquí había una academia.— murmuró sobre sus talones para estar a su altura.

— No hay.— dijo Honey.— Nos enseñan en la tarima una vampira que fue bailarina...— comento.

— ¿Acaso tu padre no tiene para llevarte a un estudio o academia, Miel?

— Hay una cerca donde Luc, Axel y Alister ven sus clases pero papi dice que no es apto para mi.— susurro perdiendo parte de su alegría.— Lo he visto cuando recogemos a mis hermanos...es muy iluminado, lleno de humanos y n-niños pequeños.

— Comprendo.— susurro tomando las manos de la pequeña y levantándose para hacerla dar algunas vueltas para animarla. Honey rió con facilidad, tenía una conexión y relación establecida; eran amigos...de los pocos y únicos amigos de la pequeña ya que no puede estar cerca todavía de niños de su edad o más pequeños. Sus hermanos al tener también un lazo con ella tenían un grado mayor de inmunidad además de que estos eran mayores.— Entonces, te gustara oír que hay un estudio en mi clan que es apto para ti.

— ¿Enserio? —Preguntó con ilusión dando saltos.

— ¿Un estudio? —interrogo Infamius apareciendo desde la escalera con Lucian detrás de él fulminándolo.— ¿En tu clan?

— Si, lo abrieron recientemente.— sonrió hacia la pequeña junto a él.

— No me digas.— bufo Infamius bajando las escaleras.

— Solo debo hablar con los dueños para hacerlo apto para ti.— Greyson le susurro a la pequeña.

— ¿Si? —los ojos de Honey brillaron y casi centellaron cuando Greyson asintió.— ¡Papi, papi...vamos a inscribirme! —la pequeña se desplazó hacia su padre abrazándole de la cadera.

— El clan de Greyson no queda cerca, Miel...es un trayecto largo.— le dijo tomándole del hombro para que lo mirase. Honey frunció el ceño.

— ¡Pero también es un l-largo trayeto sus clases!— chillo apuntando a su hermano mayor quien solo se cruzó de brazos manteniendo su expresión de molestia hacia Greyson.

Honey Sei. ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora