Reescrito.
La sorpresa se reflejó por un segundo en los ojos de la menor pero no pasó de ello, no se permitió mostrar alguna emoción o algún indicio de lo que esa declaración significó, no fue difícil ya que realmente no significa nada más allá de la confirmación de la locura de Greyson Caprand.
— No incursiones como comediante.— le aconsejo.
— ¿Crees que jugaría con algo tan delicado? —interrogó levantando una ceja.
— No te creo, disculpa si insinuó que eres un mentiroso.— se alejó lo más que pudo yéndose a la silla para evitar las luces.
— ¿Lo estás insinuando? — levantó una ceja persiguiéndola y dejándola sin escapatoria cuando puso ambas manos en la silla evitando que fuera a alguna parte.
— Para nada.— ella llevó sus manos por detrás, poniendo una postura de inocente.— Lo estoy confirmado.
— Cree lo que quieras — masculló tajante alejando sus manos de la silla pero no se movió.— No tengo porque mentirte, ¿Qué ganaría? Bien te diría que solo eres un juguete para mi y que no tienes más utilidad.
Una puntada se enganchó en el pecho otra vez, fue leve pero constante por unos segundos en los cuales respiro varias veces antes de pensar en una respuesta o más bien una pregunta.
— ¿Soy un juguete? — siguió aunque le costó decirlo por alguna extraña razón.
— No.— sentenció mirándola.
— ¿Qué soy?
— Te lo acabó de decir, ¿Sigues sin creerme? —ella rompió el contacto visual, Greyson no parecía querer soltar esa excusa barata.
— ¿Qué le harás al traidor? — cambió drásticamente de tema enderezándose en la silla, la silla del poder.— No, mejor dime ¿Qué hizo aquel hombre?
— Maddox Turner, es un transformado.— había cierto desagrado en la última palabra.— Lleva un par de años en mi clan, criando a sus hijos. Pensé que era un buen hombre.— bufo en decepción.
— ¿Pero…? — ella le impulse a seguir hablando.
—...Pero los humanos son seres asquerosos.— escupió con asco.— Criaturas débiles que no cambian aún con la inmortalidad y sus seres amados cerca.
Honey abrió sus ojos ante aquella declaración, no suele convivir cercanamente con los humanos — dejando de lado a Danielle y el resto de esclavos que han pasado por su casa.—, sí ha convivido con transformados pero no los ve de esa manera. Le da un poco de lo mismo pero en el fondo Honey se interrogó si Greyson sabía que aparentemente una parte de ella es humana.
— ¿Qué hizo para supuestamente traicionarte? — se cruzó de brazos con cierto interés.
— Cuando estuve en mi última parada del viaje, México, hace un mes mi mano derecha me informó que gente moría por las batallas contra los lobos. No me llevo bien precisamente con la manada vecina.— aclaró encogiéndose de hombros para moverse al escritorio, se apoyó y de paso, apretó bajo el escritorio uno de los interruptores de las luces, él adora la iluminación pero entiende que es nocivo para los Sei Dunkel.