Capítulo 7.

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Mi mente me estaba destruyendo. Mi corazón estaba latiendo más rápido de lo normal y por unos segundos sentí que estaba perdida. Mi respiración había aumentado su velocidad y sabía que mi piel estaba más pálida de lo normal. Ese es el efecto de los recuerdos. Momentos que sólo quiero borrar de mi memoria, hacerlos desaparecer para siempre.

El peor enemigo que una persona puede tener, es su propia mente y en ese momento, la mía estaba tratando de destruirme por completo.

Estaba perdida en lágrimas y desesperación. Perdida en dolor y sufrimiento. Y lo peor de todo es que la mayoría del sufrimiento no era mío, sino de los demás. De las personas que me aman.

Me encontraba tan perdida en todo esto que no me di cuenta de que no estaba sola y que unos ojos, me estaban estudiando lentamente. Pude ver un destello de preocupación en ellos. Preocupación por mí. 

—Aurora, ¿estás bien?

Su voz llega a mis oídos como un dulce y pacífico sonido, que provoca en mí una cálida tranquilidad. 

—Sí...sólo necesito irme. 

Enfoco mi vista en la puerta de salida y la dejo allí por mi propio bien, porque sé que si giro mi vista unos pequeños centímetros a la derecha me encontraré con un rostro preocupado que por ahora prefiero evitar.

—¿Puedo acompañarte? Te ves algo pálida.

Pálida. No me gusta esa palabra. 

—Sí.

Acepto de buena gana, porque creo que si le digo que no seguirá insistiendo y no quiero una segunda Jazmine en mi vida. Es en este momento en el que me doy cuenta de que Zayn Malik me llevará a casa, en su lujoso auto deportivo. 

Mi mente aún está algo desorientada pero reacciono lentamente a las curiosas miradas que pasan sobre mí cuando caminamos por el pasillo. 

Agradezco el bienvenido silencio de Zayn, en estos momentos lo menos que quiero es hablar, sólo quiero llegar a casa y escuchar una y otra vez mi album de Ariana Grande. 

Llegamos al estacionamiento y Zayn aún no emite palabra alguna, lo que de alguna forma me gusta. 

—Este es mi auto, lo llamo el atrapa chicas.

Zayn señala a su auto con orgullo y tengo ganas de golpearlo hasta la inconciencia por ser tan presumido, pero para mi sorpresa su actitud me roba una pequeña risa irónica de mi garganta, porque cuando volteo a verle, veo que está haciendo un esfuerzo para hacerme sonreír. 

—No me digas, ¡es tu objeto más preciado!—finjo emoción y él ríe en voz alta. 

—Algo así.—dice con orgullo. 

Nos subimos al auto en un silencio tranquilo y deseo fervientemente saber que está pasando por su cabeza en estos momentos.  Estoy tan desorientada que ni escucho cuando enciende el auto y lo pone en marcha.

—Aurora.

Su voz me llama y me siento de repente muy lejana, como si estuviera muy lejos de la realidad. 

—¿Sí?

Mi voz suena débil y tímida, como lo esperaba, provocando una mirada cuidadosa por parte de Zayn.

—¿Dije algo que no debía en la biblioteca?

Oh no. 

—No lo has hecho. 

Y de repente, se me ocurre una idea, algo que jamás pensé que diría, pero estoy tan perdida en estos momentos, que las palabras salen solas de mi boca.

Encantadoramente diferente.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora