Capítulo 37.

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Cuando el auto de Zayn se detiene en el estacionamiento me siento sumamente nerviosa, al saber que hay personas esperando por mí dentro de el restaurante. Respiro pesadamente y juego con mis dedos de forma ansiosa.

—¿Estás nerviosa?

Murmura Zayn, su mano tomando la mía y apretándola suavemente. 

—Algo.

Le digo, hundiendo mis hombros. 

—Todo estará bien.

Me reconforta y yo sonrío abiertamente. 

—Yo...Am...Tengo otro regalo para ti, espero que te guste. 

Anuncia, sus dedos nerviosos sacando una pequeña bolsa de la parte trasera de su auto. Me lo entrega y yo lo miro con ternura.

—Con el graffiti fue suficiente.—digo, con una sonrisa cálida. Sin embargo me siento curiosa para saber que hay dentro la bolsa blanca. Con dedos apurados saco una mediana caja del interior de la bolsa y cuando la abro, un jadeo sale de mis labios. Mis ojos sorprendidos viajan a Zayn y él me mira con una sonrisa, pero llego a ver la ansiedad en sus ojos. 

Abro una vez más la caja y mis ojos se pierden ante el delicado collar de oro brillante, con una la letra Z colgando del mismo. ¡Dios mío! La Z de Zayn. Lo amo.

—Zayn es...precioso. Muchas gracias.—Le digo, sumamente encantada con su regalo. —La zeta es por...Am...¿Por tu nombre?—murmuro, mi voz casi inaudible.

—Exacto. 

Canturrea orgulloso. Me quedo sin aliento ante la intensa mirada que me está dando y siento la guerra de mariposas en mi interior. Su mirada la puedo leer con facilidad, me está diciendo que le pertenezco. Mierda, sí que lo hago.

—¿Puedes ponerla por mí?

Susurro, queriendo recobrar mi postura. 

—Sí, claro.

Me responde y yo le alcanzo la delicada cadena. Me giro y espero a que Zayn la ponga alrededor de mi cuello.

—Cada vez que alguien te pregunte lo que significa la zeta, tú les dirás que con esa letra comienza el nombre de la única persona que puede decir lo hermosa, inteligente y sexy que eres. 

Murmura lentamente en mi oído. Su voz sumamente baja y seductora. 

Diablos.

Mis ojos están cerrados y mi respiración ha desaparecido. Mi corazón está disparado y puedo decir que mi subconciente y yo estamos en estado de shock. Él no puedo decirme eso. ¿É-el piensa todo eso...de mí? Siento mis piernas temblar y reprimo un gemido cuando siento como acercá su boca un poco más 

—¿De acuerdo?

Demanda y yo asiento frenéticamente.

—S-sí.

Respiro, mis pulmones luchando por un poco de oxígeno. 

—Excelente.

Finaliza y deja un corto pero caliente beso en mi hombro. Sus labios quemando ese pequeño lugar en mi piel. Suspiro en voz alta cuando veo al collar en mi pecho, es perfecto. 

Después de dos horas de regalos, aplausos, gritos por parte de Jazmine, mucha comida, chocolate y risas me siento ligeramente agotada. Rompí un par de reglas hoy pero no estoy arrepentida.

Encantadoramente diferente.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora