Capítulo 8.

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—¡Aurora, despierta!

La voz de Sam me despierta, sonando bastante preocupado. Al escucharlo abro los ojos con pereza, el cansancio es mayor últimamente. Al igual que los mareos y los infernales dolores de cabeza. 

—Hmmm.—murmuro, somnolienta.

—Son casi las 8:00, llegarás tarde.—dice, con un toque de burla.

Sam me conoce a la perfección. Salto de la cama y mientras él se burla de mí, hago mi mayor esfuerzo por vestirme y arreglar mis cosas para ir al colegio. ¿Que no sonó mi despertador?

Bajo a toda velocidad una vez que estoy lista y después de prácticamente arrodillarme a sus pies, Sam acepta llevarme.

En un tiempo récord llegamos al North High y prácticamente corro hacia el edificio, dejando a Sam con un saludo más parecido a una escapada rápida que a una despedida entre hermano y hermana.

El timbre suena cuando estoy subiendo las escaleras que están frente al edificio y tengo que trotar un poco más para llegar al salón. Jadeante llego a mi primera clase y la mirada que me da Jazmine cuando entro es una que sé leer muy bien. Sus ojos gritan, ¿Qué mierda te sucedió?

Me siento a su lado mientras el profesor  Crowley entra al salón.

—¿Te dormiste?—me está preguntando, pero suena a una afirmación.

—Sí.—comento, sacando mi libro de matemáticas.

Levanto mi vista hacia el pizarrón y Duke me está mirando, una pequeña sonrisa en sus labios. Rápidamente su expresión cambia y comienza la clase.

—Otro más para la lista.—canturrea Jazmine. Giro a verla con una expresión de confusión en mi rostro, ¿de qué está hablando?

—Una más que babea por ti, ¡tonta!—dice como si fuera obvio, poniendo sus ojos en blanco. 

 Al escuchar lo que dice Jazmine, mi mente es rápidamente invadida por recuerdos de la tarde de ayer.

Zayn. Su sonrisa. Sus ojos preocupados. Su voz tan dulce, haciendome volar. 

Me pasé toda la noche intentando sacarme esa sonrisa idiota de la cara, pero no pude. Intenté olvidarme y sacar de mí todos los sentimientos que invaden mi interior cuando pienso en él. La esperanza es para aquellos que no saben luchar, eso siempre dice mi mamá, pero mi probabilidades de tener algún tipo de amistad o relación con Zayn son completamente nulas. Esa pequeña y malvada voz que habita en mi interior me dice que alguien como yo jamás estaría con alguien como él, además, Zayn no sabe mi secreto y para ser sincera conmigo misma, creo que nunca podría contarle. Jamás. Eso sería pasar una línea muy grande, y los sentimientos que tengo hacia él no ayudan en nada. 

El profesor Crowley está anotando algo en el pizarrón cuando Zayn entra de casi corriendo al salón. 

Me parece que alguien también se durmió hoy.

Trae puesto un suéter color negro y sus ojos se ven hinchados, como si no hubiese tenido una hora normal de sueño en toda la noche. Mi corazón casi se parte en dos cuando él se frota los ojos, luciendo tan adorable que deseo poder dejar de mirarlo. Y es como si pudiera verme, porque me sonríe de forma dulce, sus ojos en los míos. 

—Malik, siéntese, por favor.

La voz fuerte y gruesa del profesor suena en todo el salón y Zayn milagrosamente le hace caso, pasando por mí casi de ojos cerrados, por el sueño,  y sentándose en su lugar característico en el fondo del salón.

Encantadoramente diferente.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora