Capítulo 43.

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Allí está esa palabra otra vez, moviendo mi corazón y mi mundo de forma violenta. Enamorado. Él está enamorado de mí. El deseo más profundo de mi corazón se hace realidad frente a mis ojos cuando lo escucho confesar sus sentimientos por mí. Recuerdo estar sola en mi cuarto un año atrás, sintiéndome perdida y sin consuelo, en ese entonces no sabía lo que hacía falta en mi vida y ahora que estoy mirando el reflejo puro de amor en ese par de ojos cafés, es cuando sé lo mucho que esperé a alguien como Zayn.

—¿Y si lo mereces?

Titiubeo, mis ojos mirando mi regazo, el sonido de mi corazón aturtiéndome por los nervios. Los oscuros deseos de mi corazón saliendo a la luz.

—No lo merezco, además yo se que tú eres...

Virgen. La palabra no saliendo de sus labios pero quedando suelta entre los dos. Se niega, su voz ligeramente ronca. Nunca estuve tan nerviosa en toda mi vida, así que simplemente asiento, pero lo necesito. No sé desde cuando pero lo hago justo ahora, mi alma esta tan oscura y necesita un poco de luz. 

—¿Y si yo quiero que lo hagas?

Pregunto, mi voz temblando cuando levanto la vista para poder verlo. 

—¿Me quieres?

Duda, sus ojos completamente sorprendidos. Una sonrisa de emoción queriendo llegar a sus labios. Estoy tan avergonzada que cierro mis ojos nerviosa y respiro con dificultad. 

—Hmm. 

Murmuro, mi voz inaudible. Sé en lo que me estoy metiendo y no puedo sentirme más aterrada, pero el hecho de que lo amo y lo he extrañado tanto hacen que mi verguenza sea casi invisible.

—Necesito que me mires a los ojos y me lo digas.

Me pide, su respiración acelerada. Todo parece ir en cámara lenta y tomo una profunda respiración, abro mis ojos temerosa y miro dentro de los suyos. Su cabello está desordenado, sus pupilas están dilatas y sus labios están entreabiertos. Luce como el verdadero infierno, caliente y prohibido. Y yo quiero un poco de eso.

Oh, lo deseo.

—Sí, te quiero. 

Afirmo, mi voz miedosa pero a la misma vez necesitada. Él me observa inmutado, el ambiente subiendo la temperatura cada vez más, sus ojos intensificando su mirada sobre mí y el sonido de mi respiración siendo agitado y nervioso. Sin dejarme reaccionar él se lanza sobre mí, poniendome sobre su regazo de forma que mis piernas están alrededor de su cintura. Jadeo cuando hace ese movimiento tan rápido y lo miro boquiabierta. Sus ojos borrachos me estudian por milésimas de segundos y después sus labios están sobre los míos. Calientes, demandantes y húmedos. El sabor a alcohol tatuado en sus labios me embriaga por completo y caigo rendida ante el poder que tienen sobre los míos. Mi mente parece nublarse y sigo su lento juego de seducción, apretándome contra su pecho y apoyando mis manos sobre sus hombros. Sus manos viajan desde mi cintura hasta mis caderas y un chillido se escapa de mis labios cuando lo siento apretando allí abajo, empujando mis caderas hacia adelante. 

Sin ninguna clase de esfuerzo él se pone de pie, cargándome, sus manos apoyando la parte anterior de mis muslos, su toque atrevido mandando cortes circuito por todo mi cuerpo, encendiendo mi piel de forma rápida. Nuestras bocas no se separan ni por un segundo y yo estoy jadeando ya. Camina conmigo en sus brazos por su oscura habitación y se detiene cuando estamos frente a su cama otra vez. Sin dejar de acariciar mis labios con los suyos me acuesta sobre su cama y rápidamente se coloca sobre mí, su pecho apoyándose sobre el mío. 

De forma rápida lleva sus manos a mis pies y me quita mis converse, al igual que mis medias. Me retuerzo en mi lugar y miro atenta a cada uno de sus movimientos, mi respiración acelerada. Él me observa con admiración en sus ojos y gruñe con fuerza cuando se recuesta sobre mí, sus labios apretando los míos. Gimo en su boca cuando presiona su entrepierna con la mía, sintiendo su excitación, logrando que pierda la poca cordura que tengo. 

Encantadoramente diferente.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora