Capítulo 25.

13.3K 687 82
                                    




Mi respiración está errática y es difícil llenar mis pulmones con aire. Mis ojos están cerrados y mis labios están formando una sonrisa. Su rostro está cerca del mío, y puedo sentir su sonrisa aún con los ojos cerrados. El sentimiento que siento en este momento es paz, eso es lo que siento. Y allí está lo que me hace caer por él todas las veces, la sensación que todo es posible, que existe esperanza para mí. Estoy contando los latidos de mi corazón, que están danzando, un ritmo lento y lleno de amor. La luna está siendo testigo que mis sentimientos son los más verdaderos y es aquí donde quiero estar. En sus brazos. No quiero ir a ninguna parte, solo aquí me siento segura. Cuando abro mis ojos, él me está mirando. Sus ojos revelando secretos que se quedaran encerrados en mi corazón para siempre. 

Sin ninguna preparación sus labios se lanzan sobre los míos, causando que me mi alma se estremezca, con fuerza. Me besa sin miedo, tomándose su tiempo, como si hubiese extrañado mis labios. Su manos están haciendo estragos por donde pasan, desde mi cintura, hasta mi espalda baja. Algo dentro de mí se despierta y me doy cuenta de lo mucho que necesito esto, así que por primera vez, le devuelvo el beso con la misma fuerza, acercándome más él cuando lo hago. Las mariposas en mi interior están en guerra. 

—Tienes fiebre, deberíamos entrar.

Murmura, su respiración agitada y su voz ronca. Sus ojos clavados en mi boca. 

Avergonzada me levanto de su regazo y me quedo parada, mis ojos viajando a mis pies. 

—Nunca dije que te alejaras de mí.

Susurra, poniéndose de pie, frene a mí. Su mano tomando mi mentón para que lo mire. Sus ojos me analizan por unos segundos y luego planta un dulce beso en mis labios, causando que olvide como mantenerme de pie. Una de sus manos se entrelaza con la mía y comenzamos a caminar en silencio. 

Aunque sé que no hay nadie viéndonos no puedo evitar sentirme avergonzada, nunca superaré la imagen de su mano junto a la mía. 

Entramos a la gran cabaña y la oscuridad es mayor. 

—¿Zayn?

Digo, en voz baja, una vez que entro al pasillo y no logro ver a nada. Unos brazos abrazan a mi cintura desde atrás y jadeo. 

—Estoy aquí. Haz silencio.

Susurra, su respiración cerca de mi oído. Cierro los ojos inconscientemente ante la sensación que me brinda el calor de su voz, me recupero y continúo caminando, su mano entrelazada al mía. 

Observo como pasamos de largo mi habitación y me detengo de inmediato.

—¿Adónde vamos?

Le pregunto, mi voz baja pero sumamente alterada. Zayn se da vuelta en medio de la oscuridad y gracias a una ventana que está frente a la puerta de mi habitación, puedo ver su rostro, bañado en la luz de la luna.

—A mi habitación.

Dice, su tono algo cómico, pero noto como está nervioso. 

¿Qué?

—¿Qué? 

Está loco si piensa que iré con él. 

—Si, así podré cuidarte. Vamos.

Murmura, sus ojos brillando con cariño. 

Cuídame. Por favor.

Mi aliento es robado al ver que dice esas palabras. Él quiere cuidar de mí. Estoy...estoy enamorada. Mis mejillas están rojísimas y me siento una tonta, pero no logro creer lo que ha dicho. ¿Estoy soñando?

Encantadoramente diferente.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora