Capítulo 40.

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Querido diario:

Ya han pasado tres semanas. ¿Qué si las estoy contando? pues te equivocas, estoy contando los días. Para mejorar mi estado ahora en las noches tengo pesadillas. Sí, pesadillas. Mi subconciente repite una y otra vez la escena de aquel lunes por la noche. Me despierto a la mitad de la noche llorando y entrando en pánico. Ni siquiera puedo dormir. Parece que su recuerdo me llama en la noche y me persigue hasta hacerme llorar. Quise tanto que él estuviera allí a mi lado para espantar mis malos pensamientos, para espantar la oscuridad que atormenta mi vida. Deseé tanto sus brazos alrededor de mi cintura esa noche. Sus labios besando mi frente, como siempre lo hacía. O quizás sus bromas para hacerme reír. Sólo sus ojos me bastaban esa noche, sólo eso. Nada más. Recuerdo lo bien que se siente dormir en sus brazos, la paz, la tranquilidad, las mariposas en mi estómago, todo. Extraño tanto sus manos haciendo dibujos sin sentido en mi brazos. Extraño las cosquillas que causaban sus dedos en mi estómago. ¿Que no extraño de Zayn?

Mi hogar ya no siente seguro, el único lugar donde encuentro consuelo es en medio de su pecho, sus brazos rodeándome. Allí es mi lugar. Mi hogar.

La semamana pasada falté tres días seguidos a clase, la leucemia simplemente no me puede dejarme en paz. Pero lo peor no lo sabes, por primera vez en mi vida tuve que asistir al colegio con un circuito en mi muñeca. Fue horrible. Estuve a punto de salir corriendo cuando Sam me dejó en el stacionamiento y todos me observaban. Los profesores preguntaban, mis compañeros preguntaban, incluso el personal de limpieza y yo tuve que decirles la verdad. Todos me decían exactamente lo mismo: "Oh, que pena eres tan joven" Quizé irme de allí y no volver nunca más. Fue en ese momento en el que la realidad me golpeó tan fuerte que me sentí más débil que antes.

Me sentí ligeramente alejada de todo y más fría que antes, pero no importó, la soledad es mi vieja amiga y no me molesta que vuelva a mi vida. Es más, disfruto estar sola.

Todo parece nuevo ahora, todo me cuesta un poco más. Quisiera que él estuviera aquí sosteniendo mi mano y jugando con mis dedos. Quisiera verlo dormir, como lo hacía antes. Ver como murmuraba mi nombre en sus sueños y sonreía. Sin dudas esa es la imagen más preciada que guardo de los momentos que pasamos juntos.

¿Cómo alguien puede afectarme tanto? Estoy tan cansada de vagar por los pasillos del colegio sintiéndome una fracasada, un ser invisible, alguien que no tiene vida. ¿Qué razón tengo para vivir? ¡Ninguna! Es tan devastador el hecho de que no tengo esperanza. No la tengo porque me la quitaron, se la llevaron. Él me dió todo, pero cuando se fue se lo llevó.

Estoy tan enojada. Frustada de tener que ir todas las semanas al hospital y que me repitan las mismas palabras: El cáncer continúa aumentando. ¡Felicidades para mí!

Cuando pensé que todo iba a estar mejor fue el momento en que todo se vino abajo. Disfruté del atardecer para después sufrir con la oscura noche.  

Estuve charlando con Taylor hace unos días y envidié la mirada de felicidad en sus ojos. Está tan contenta con Duke. Se parece a mi yo del pasado, llena de esperanzas e ilusiones. Espero que Duke la cuide y no le rompa el corazón. Aún me siento un poco orgullosa al saber que yo fui su "cupido" de alguna forma. Ellos se ve tan bien juntos. Nosotros nos veíamos tan bien juntos, éramoss perfectamente inperfectos. ¿Por qué se fue?  Y aunque no quiero pensar en una respuesta para esa pregunta, la verdad ya la sé, él se fue porque yo estoy enferma y no puedo darle lo que él necesita. Yo no soy suficiente. No lo culpo en absoluto, sólo me culpo a mí, por ser tan inocente, tan ciega y tan enferma. Quizás se fue porque me vio de la forma en que yo me veo.

El jueves pasado mientras vagaba por los pasillos de la biblioteca Elliot se acerco a mí. Se quitó los lentes ¿sabes? Él es realmente muy guapo. Me invitó a sentarme en uno de los cómodos sofás de la sección infantil y comenzó a hablarme. Hablamos de todo y le conté todo. No me sentí mal al hacerlo, me sentí libre de alguna forma. Necesitaba a alguien  que escuchara mi historia y no me juzgara y Elliot fue esa persona. Incluso me invito a compartir una taza de chocolate caliente en la cafetería del colegio y para tu sorpresa acepté. Sé las intenciones que Elliot tiene conmigo, él solo quiere ser mi amigo, además nunca podría salir con alguien, mi corazón pertenece a mi idiota. Mío. Porque aunque él se fue, sigue siendo mío y yo sigo siendo suya. Y él lo sabe.

Cuando estábamos en la cafetería charlando, riéndonos a costa de las imitaciones que Elliot hace de James, sentí como palideció por algo detrás de mí. Cuando giré para ver que sucedía, una avalancha llamada Zayn Malik avanzó sobre Elliot. ¡Lo estaba golpeando! Estaba furioso, totalmente encolerizado y yo no sabía que hacer. Su rostro estaba rojo y vi como depositaba toda su fuerza en cada golpe. Elliot ni siquiera se defendió.

"¡Ya basta Zayn!"

Le grité, agotada. Las lágrimas corrían por mi rostro, calientes y egoístas. ¡No debí llorar frente a él! Zayn se veía totalmente destrozado cuando me vio allí parada. Quiso acercarse a mí pero la rabia acumulada dentro de mí salió a luz de la peor forma posible.

"¡Te detesto!"

Mi voz resonó en toda la cafetería, dejándonos fríos y sin esperanza a los dos. Nunca vi tanto sufrimiento en un par de ojos como en lo de Zayn ese día.

"Mi amor..."

Empezó a decirme. ¡¿QUÉ?! Mi corazón latió con fuerza por primera vez en semanas y sintió como la esperanza volvía. Pero mi subconsciente y yo estábamos enfurecidas. Tanto así que me abalancé sobre él.

"¡Tú no tienes el derecho de llamarme así! ¡Eres un idiota! ¡Te detesto, te detesto!

Le grité mientras lo golpeaba, las lágrimas bañaban mis mejillas. Zayn me miraba perplejo, el dolor tatuado en sus ojos. Elliot me separó de él, pero yo seguía pataleando. Estaba cansada de mi mierda, de la suya, de todo.

"¡Eres el peor error que cometí en mi vida!"

Exclamé pero al momento en que las palabras salieron de mi boca sentí desfallecer. Él nunca fue en error. Él es lo más hermoso que tuve. Dejé de luchar con Elliot y cubrí mi rostro con mi manos. Zayn ya había perdido su mirada y vi como un sollozo escapó de sus labios. Me deshice del agarre de Elliot y salí corriendo de allí. El circuito en mi muñeca punzando por los esfuerzos.

Fui una idiota, sin embargo lo extraño más que antes.

Encantadoramente diferente.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora