Capítulo 47.

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 —¿No tienes clases ahora?

Me susurra, algo preocupado. Estoy tan cómoda, con mi cabeza descansando en su hombro, mis piernas sobre su regazo. Sus brazos alrededor de mí, manteniéndome a salvo, llevándome a casa. No entiendo de qué habla y levanto mi cabeza para poder mirarlo. Está sonriendo y yo también. Hemos estado así por minutos, ninguno de los dos ha dicho nada, él me trajo hasta aquí, la zona de literatura infantil de la biblioteca, estamos sentados sobre un gran sofá de color verde oscuro. Estoy disfrutando tanto de esto que no recordé que estoy en el colegio aún y que tengo clases a las que debo ir.

—Sí, pero no iré.

Le contesto, sumamente tímida, escondiéndome una vez en su pecho. Lo escucho jadear en voz alta y toma mi rostro con una de sus manos, para poder mirarme a los ojos. 

—¿No irás a clase?

Pregunta, sus ojos muy abiertos, su rostro totalmente asombrado. 

—No lo haré.

Afirmo, mi cabeza volviendo a su posición anterior. No pienso moverme de aquí, he sido infeliz por mucho tiempo, ahora sólo quiero sentirme como me siento ahora. Feliz. 

—Quiero quedarme aquí. Contigo.

Murmuro, mi voz baja, mis mejillas sonrojadas. Desearía dejar de ser tan tímida con él, pero es imposible. Aún más cuando estamos así, solos, juntos, en mi lugar favorito en todo el mundo.

Su pecho se expande cuando escucha mis palabras y sus brazos afirman su agarre sobre mí. Como si no quisiera dejarme ir, como si me necesitara. Siento como los latidos de su corazón se aceleran y mi timidez aumenta gradualmente. ¿Está nervioso?

Luego de unos segundos, su labios dejan un beso en mi cabeza.

—Gracias.

Murmura, su voz ronca. Levanto mi vista para verlo y sus ojos tienen un brillo especial. 

—¿Por qué? 

Cuestiono, sorprendida. Zayn lleva una de sus manos a mi rostro y con su mirada puesta sobre mí, mueve sus dedos en una dulce caricia.

—Por ser quién eres y por aceptarme después que me fui. 

Suelta, su voz algo nerviosa. Lo amo. Mis ojos están picando, pero no quiero llorar. Estoy tan feliz que no pienso arruinarlo con mi estúpida sensibilidad. Él se ve más hermoso que nunca y tengo que recordarme a mí misma decirle lo mucho que me gusta como está su cabello ahora, no había notado lo largo que está.

—El día que encontré tu diario y leí lo que decía, me sentí perdido. Mierda, estaba como un jodido loco. Soy un egoísta Aurora, porque te quiero para mí y no quiero compartirte pero al saber lo que realmente pasaba sentí que te estaban llevando lejos de mí, no puedo soportar la idea de perderte, no poder verte...

Sus ojos están concentrados en los míos, dejándome ver todo su temor y enojo. Su frente se pega a la mía y con los ojos cerrados, una mueca de dolor en sus ojos, continúa. 

—...Mierda, no poder tocarte.—Se queja, su voz una mezcla de ira y sufrimiento. Lo miro sufrir por mí y las lágrimas salen disparadas por mis ojos. Estoy tan triste pero a la vez feliz de que él esta aquí, diciendo lo que siente y haciéndome saber que me ama. Porque él lo hace, lo estoy viendo justo ahora, me está amando. 

—¿Sabes lo feo que se siente saber eso?

Me pregunta, abriendo sus ojos para mirarme, su voz quebrándose. 

Encantadoramente diferente.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora