Capítulo 30.

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 —¡Feliz cumpleaños, Aurora! 

Las velas encendidas frente a mí iluminan mi rostro. Mamá y papá me sonríen con amor en sus miradas. Sam tiene la cámara encendida y esta sonriendo también, Jazmine está a su lado, aplaudiendo. 

Cierro los ojos por un momento, pensando que deseo pedir. Después de pensarlo por unos momentos abro mis ojos y soplo las 16 velas que adornan mi pastel de cumpleaños, mientras escucho los gritos de mi familia y mi mejor amiga.

¿Que pediste?

Me pregunta Jazmine, curiosa. Sam la mira y niega repetidas veces, pero en sus ojos brilla el amor. Espero que le diga lo que siente pronto porque ya me tienen harta. ¡Hacen una pareja tan linda! 

Si lo digo no se cumplirá.

Le digo, sencillamente. 

Mi humilde y nerd deseo era pasar la prueba de química la semana que viene. Tengo todo lo que necesito en mi vida en estos momentos, el amor de mi familia, una mejor amiga, buenas notas en la colegio, ¿qué más quiero? 

¡Qué tiempos eran esos! 

No tenía que cargar con el peso de tener cáncer, porque para ese entonces aún no sabía nada. Mi vida era perfecta y feliz, aparentaba ser sana y tenía una gran vida por delante. Pero ahora todo ha cambiado, nada es como solía ser. 

Una semana después todo se volvió un caos. 

Aurora, lamento decirte que tienes...tu tienes leucemia. 

Jace me hablaba pero yo no lograba responder. El frío en la sala del hospital aumento y me sentí completamente perdida. Escuché el sollozo de mi mamá y giré a verla. Estaba abrazada a mi papá, mis ojos vidriosos observaron esa escena por unos segundos y luego me levanté apresurada-mente de mi asiento para luego salir corriendo por la puerta, vagando por los pasillos del hospital, abrazándome a mi misma y deseando que lo que Jace acababa de decirme fuera solo una equivocación. 

Dos meses pasaron y las noticias fueron cada vez peores. 

¿Su organismo aceptó el tratamiento?

La voz esperanzada de mi papá sonaba en la habitación del hospital. Su mano entrelazada con la mía, mientras esperábamos por una noticia. 

Jace nos observaba con pena en su rostro y yo supe la respuesta que nos daría antes que las palabras salieran de su cabeza.

No sabemos el por que, pero su cuerpo no aceptó el tratamiento. 

Sentí que me caía de un precipicio que no tenía principio ni final. La alfombra debajo de mis pies fue retirada con violencia haciendo que cayera al piso y enfrentara la realidad de forma brusca. 

Aún no es seguro pero por los resultados de los estudios, la enfermedad está avanzando de forma rápida en su organismo y creemos que...Aurora tiene poco tiempo de vida.

Las lágrimas corrían por mis mejillas. Mi mundo se había terminando, sentí la necesidad de desaparecer, lo necesitaba. Quería desaparecer. Mis días eran contados, no podía soñar con nada que involucrara el futuro porque ya no tenía futuro. 

Días después papá me acompaño al colegio ya que debía hablar con el director del North High para informarle de mi "situación". 

Con el paso de los días me sentí cada vez más sola, cada vez más fría. Perdida en una jaula sin salida. Encerrada a un futuro sin sueños o amor, un futuro en el que yo no existía. La tristeza adornaba mi vida de todas las formas posibles. Deje de hacer muchas cosas que me gustaban, como nadar y practicar tenis con Sam. Tuve que mentirles a mis compañeros sobre la verdadera razón por la cual no pude hacer educación física. Me perdí el cumpleaños de Jazmine por estar en el hospital y por mi culpa tuvo que suspender su maravillosa fiesta, dejando a medio colegio intrigado. 

Encantadoramente diferente.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora