Jungkook salía del colegio presuroso, como habían sido en los últimos años, debido a la agenda que cada vez era más limitada en su corta edad.
Ahora ya habían avanzado tres años, y el pelinegro ahora de once años iba a su primer trabajo en una cafetería que estaba de paso a su colegio, en donde había sido contratado debido a loa insistentes ruegos por parte del niño, a quien aceptaron con suma restricción y condiciones debido a su corta edad para trabajar ahí.
Se dedicaba a fregar los trastes, y ocuparse de la limpieza y buen aseo del lugar, entre otras indicaciones que le daba el personal.
Él había iniciado en la búsqueda de un trabajo con el fin de que no padecieran tanto en cuestión económica. En uno de sus deseos, estaba el hecho de querer ayudar a su padre en todo lo que estuviera a su alcance; lo cuál comenzó a hacer desde que trabajaba en ese lugar, después de su horario en la escuela. No era mucha la paga, pero era lo suficiente para abastecer sus necesidades y lo que hiciera falta en casa. Logrando ser de una ayuda a su padre, el cual no tenía tantas preocupaciones en ese aspecto.Cuando llegó al restaurante se puso su mandil, el cual aún le quedaba demasiado grande, sin embargo jamás reclamó mada al respecto, y en cambio se dedicó a barrer y trapear la cocina para que los empleados pudieran realizar su trabajo en limpieza.
Después de asear la cocina, se dirigió al área de la mesas que estaban en el local. Trabajando rápido y duramente, siempre dando lo mejor de él para poder mantener su primer empleo.
Así se paso las cinco horas, mientras lavaba los trastes y platos que utilizaban las personas que comenzaban a llenar el lugar.
Salió tarde, pero aún se contemplaba la puesta de sol, así que caminó hasta el callejón donde sabía que lo estaría esperando el desconocido, como así le apodó al vagabundo. Ya que durante esos tres años desde su primer encuentro, ambos seguían yendo al callejón, en donde Jungkook siempre llegaba con algún alimento o aperitivo para el niño, el cual siempre terminaba con aquellos guisos del pelinegro.
La diferencia era que ahora Jungkook notaba la silueta mucho más grande, pero a pesar de eso nunca llegó a verlo bien, ya que siempre se ocultaba cerca del basurero, y si intentaba acercarse, el otro le rehuía. Por ello lo más que llegó a observar de ese chico eran sus orbes color avellana, los cuales le parecían intrigantes y distintos a los de las personas con las cuales siempre estaba rodeado.
Siempre que iba, Jungkook le hablaba y le contaba anécdotas y trivialidades, a pesar de que el desconocido nunca llegó a pronunciar alguna palabra respecto a lo que decía, estaba seguro de que le escuchaba, ya que no se iba, aunque terminara con el alimento, esperaba y le escuchaba hasta el final. Lo cual le hacía sentir mejor, sabiendo que alguien le escuchaba.Ya estando en el callejón, sacó de su mochila una pequeña bolsita pequeña de plástico, donde tenía dentro de ella una caja con ramen, dos palillos, unas galletas que tanto les gustaban a ambos y un jugo natural. Seguido de tomarlo lo colocó en el suelo y lo acercó hasta la caja donde las manos del vagabundo la tomaron gustoso, sin mostrar mucho su identidad, aunque algo que siempre mostraba eran sus ojos los cuales siempre miraron a Jungkook curioso, o al menos así lo sentía el pelinegro, que no se sentía intimidado o siquiera incómodo ante su mirada; sino todo lo contrario, sentía una paz y satisfacción por esa mirada que solo le dedicaba a él.
Jungkook sonrió rascando su cuello, pero al sentir la desnudez de éste asustado comenzó a buscar algo por toda la extensión de su cuello descubierto.—¡No puede ser! ¿dónde está?—. Habló exaltado ante la posibilidad de haber perdido aquello que le era de valor invaluable. Sin embargo antes de que saliera del callejón con la intención de buscarlo a la cafetería, pronto el vagabundo colocó algo en el suelo y lo acercó a Jungkook. Éste al divisar lo que era, suspiró de alivio, sintiendo como el alma le regresaba al cuerpo. —¡Oh! Lo debí dejar en la bolsa mientras guardaba las cosas, ¡gracias!— . Agradeció cogiendo del suelo la cadena con un dije de un ala de ángel que tenía ésta. —Ya te había hablado de que ésta cadena es lo más importante para mí, mi madre me lo dió antes de morir. Si lo llegara a perder no sabría que hacer—. Expresó con más tranquilidad, colocándose la cadena de nuevo en el cuello. A donde pertenecía. —Bueno es hora de irme desconocido, mi padre pronto llegará y debo preparar nuestro almuerzo, hasta mañana—. Se despidió mientras se alejaba del callejón, y fue hasta su casa donde ya estaba su padre cocinando la cena, lo cual le pareció extraño y sorprendente.
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La Voz Del Alma (Vkook)
FanfictionJungkook ha sufrido de todas las maneras posibles desde su infancia, y una de las consecuencias de esto es haber perdido la voz... «Lo siento mamá, tal vez no podré cumplir tu promesa, no creo poder seguir adelante». Pensó Jungkook abrazando la cade...