"Capítulos 54"

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Con el transcurso de la infernal semana que pasó en esa casa, la cual estaba escondida y alejada de la carretera; supo que sus posibilidades de escapar eran nulas. Todo había pasado con tanta lentitud y desesperación que por ello pasaba la mayor parte del tiempo durmiendo. Despertaba cuando Frank iba hasta la habitación en la cual lo tenía preso, para dejarle una bandeja de comida que en otras circunstancias hubiera disfrutado mucho, en cambio ahora no podía ver el gusto a las cosas. No cuando tenía puesto el dichoso collar, el cual le fue colocado alrededor del cuello. Limitando así cualquier método de escape. De esa manera era una cadena e impedimento que no le dejaba muchas alternativas para contactarse o pedir ayuda. La única ventaja que poseía, era que ya no estaba estaba atado y le dejaba andar por las habitaciones, ya que con la amenaza del collar era suficiente.
La actitud que había adoptado Frank hacia él, era más demandante y fría cuando se enojaba; fuera de ello le trataba como a un idéntico niño pequeño, y con especificación, como a su propio hijo. Le preparaba almuerzos y banquetes laboriosos, así como le consentía con cualquier regalo que llegaba a él todas las mañanas. Le había impuesto unas reglas. Al principio sé negó, y grave error cometió, ya que en ese mismo instante le quitó la playera y golpeó su espalda con la hebilla del cinturón, haciendo cortadas en toda la extensión. Después de ello le había hecho entrar a una tina con agua salada en un gran porcentaje. Los gritos y lamentos que sacó en esos momentos fueron tan lamentables, que cualquiera que hubiese oído ello no lo hubiera soportado.
Jungkook aún sentía dolor cuando se acostaba en la cama, por lo cual por las noches tuvo que dormir boca abajo; llorando hasta quedarse dormido, deseando despertar de esa pesadilla.
La luz de aquel chico aún persistía, aunque por momentos amenazaba con apagarse de nuevo. Después de ello entendió que luchar contra ese hombre era algo en vano. No escuchaba, no  comprendía con palabras. Sus lloros solo ocasionaba el que le hiciera callar con golpes; para que después de una hora regresará con algún peluche o regalo para reconciliar su culpa. Pidiendo perdón y tratando de animarle.
Lo que más le sorprendía de todo era el cambio drástico de actitud, de pasar a esa faceta que le llenaba de terror, a una sonrisa tan genuina y amable. Falso.
Debido a varios sucesos en los cuales había vivido en aquella casa en única compañía de Frank, había entendido el que ese hombre ya no razonaba como tal, tenía momentos de lucidez, pero cuando la ira llegaba era irreconocible, lograba ser tan violento y perdía los estribos fácilmente. Necesitaba ayuda psicológica.
No podía pelear contra algo que no entendía, por ello y sumado al terror, decidió ser sumiso y acatar sus órdenes, no hablar e idear en su mente algún plan para salir de sus garras sin necesidad de pelear físicamente. Debía ser astuto, ahora que Frank todavía no había perdido la cabeza era su momento para no provocando car su ira.

—Vamos al jardín, Jungkook, es un día muy hermoso como para hacer un almuerzo ahí—. Entró el hombre a la habitación con una sonrisa tranquila.

Jungkook no se atrevió a mirarle y en cambio solo asintió, caminando con lentitud hasta él, quien comenzó a avanzar hasta la planta baja.
De nuevo salía a la luz, el jardín realmente era muy hermoso, aunque todo lograba ser opacado por el miedo que le tenía a ese hombre, quien colocó una manta sobre el césped y seguido de eso caminó hasta una mesa que se hallaba en el mismo jardín, en el cual habían envases de comida y algunos refrigerios, los cuales fueron llevados hasta la manta.

—Acércate—. Le llamó mientras tomaba asiento en la manta. Jungkook no tuvo otra opción más que acatar la orden, temiendo a tardarse y que se molestará.
Caminó hasta llegar al lugar y sentarse en los bordes de la manta; alejándose todo lo que podía de Frank.
Sentía que el collar que tenía puesto ya comenzaba a picarle, después de tenerlo tantos días ya comenzaba a irritar su delicada piel. Siendo a prueba de agua, no tuvo excusa de poder quitarlo por un momento; Frank era estricto en que no se lo quitara durante la ducha y que siempre lo portara —Bien te serviré una porción adecuada para no maleducarte. Además necesitas una buena alimentación—. Hablaba mientras cogía un plato y le servía variedad de los diferentes tipos de comida. Para después tenderlo frente a él, mientras servía otra porción.

La Voz Del Alma (Vkook)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora