Capítulo 19

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Habían transcurrido los días, y en ese trayecto Jungkook comenzaba a familiarizarse en el nuevo lugar donde pasaba sus días; yendo frecuentemente al psicólogo con ese rubio, Yoongi, al cual conoció como amigo de Taehyung. Sin duda todo era nuevo para él, cada día iba a hacer distintas dinámicas junto al hombre, para después expresarle ciertas cosas que llegaba a sentir.
A pesar de las lágrimas que derramaba, al término de cada sesión, le era reconfortante, sintiendo un peso menos.
Después de ello volvía con Taehyung la casa de éste y preparaba algo para el almuerzo, después de eso el mayor se iba ya que tenía que trabajar en el hospital.
Más Jungkook se quedaba en casa, siéndole en un principio algo extraño, al quedar en total silencio, teniendo mucho tiempo de sobra para realizar lo que quisiera.
Pero a pesar de todo marchar tranquilamente, miraba a menudo cierta preocupación y cansancio en los ojos del castaño, no sabiendo si se debía a la discusión con ese chico que llegó hace unos días atrás a la casa y terminó en una pelea con Taehyung.
No le gustaba verlo de ese modo, cuando siempre solía sonreírle y ser lo más hospitalario con él.
Sabía que no era experto respecto a hacer sentir bien a las personas, pero deseaba devolverle un poco de lo que él le había ofrecido; por ello aseo la casa, inclusive al termino de ello se dedicó a preparar un platillo para que cuando el otro llegara lo probara, ya que últimamente debido a las prisas no había tenido tiempo de cocinar algo. Esa tarde Jungkook tenía en mente que el otro cuando llegara no sintiera tantas presiones. No deseaba ser una carga para el otro y que se hartara de él.
En el fondo se sentía nervioso e inseguro de hacerlo, ya que no confiaba en que llegara a ser de ayuda todo lo que provenía de él, pero a pesar de tener tantas luchas internas e inseguridades, ya lo estaba haciendo, no teniendo marcha atrás, por ello cuando terminó sacó los dumplings, curry y tofú que había preparado, junto con el té verde combinado con tarai y otros frutos que le ayudaron a darle sabor al té.
Al término de ello lo colocó en la mesa. Yendo hacia uno de los cajónes donde se hallaban unas cuantas hojas blancas. Se sentía inseguro de poder ver la reacción que pondría el mayor ante lo que le había preparado, por ello decidió esperar verlo hasta el día siguiente. Decidiendo dejar una nota.
Ya al dejarla puesta sobre la mesada subió por las escaleras para dirigirse al baño, desponjándose de sus ropas caras, las cuales le había comprado el mayor; sin embargo al quitarse toda prenda y mirarse de nuevo en el espejo, se dió cuenta de que aunque se vistiera con las mejores telas, jamás podría ocultar los desperfectos de su cuerpo pálido y calavérico, el cual le llenaba de repulsión. Siendo incapaz de verse con una mirada alegre o animada, simplemente no podía cuando observaba su reflejo hecho trizas, no solo físicamente, en su interior estaba oscuro y roto, por más que intentara cambiarlo no podría jamás; lo miraba en sus ojos, apagados y sin vida. Odiándose a sí mismo por haber sido tan cobarde y repugnante para los demás, no sabiendo el por qué tuvo que haber nacido así, y convertirse en alguien que jamás deseo ser; un muñeco roto, aquel que ningún niño estaba dispuesto a aceptar por el simple hecho de ser horrible e inservible. Había ocasiones en las cuales solo deseaba unirse al lado de sus padres, en el cielo. Consciente de que le esperaban pacientes, sin embargo aquellas veces que casi atenta en contra de su vida, se acobarda y pierde el valor de hacerlo; como si algo dentro de él no le dejara hacerlo, o la vida tal vez simplemente tenía otros planes para él, pero esa idea lentamente se desvaneció, junto con sus sueños, ya que lo más anhelante para él, era el canto, más ahora no podría cumplir aquel sueño que había iniciado cuando ganó aquel concurso de talentos.
Fue hasta donde se hallaba la tina, mirando la transparencia y limpieza que mostraba el agua. Deseando poder verse así, sincero y limpió, sin ningún desperfecto.
Con un suspiro adentró sus pies, para después entrar por completo, tomando asiento, dejando que la calidez del agua lo relajara.
Enfrascado en sus pensamientos, extrañando a sus padres.

"Padre lamento no haber conseguido doble empleo, para trabajar más horas; de haber sido así no hubieses trabajado dobles turnos, hubieras descansado y dormido más tiempo, tal vez así no hubieses tenido un paro cardiáco"

La Voz Del Alma (Vkook)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora