Capítulo 4

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La vida que llevaba en Seúl, era indudablemente más estable y pacífica a la que vivió en Daegu, ya que ahí lo recibieron de la mejor manera posible en el ámbito escolar y social. No era muy elocuente en su hablar, ya que la timidez era característica de su personalidad tranquila, sin embargo todos le respetaban tanto como él a ellos.
Ahora Jungkook había crecido lo suficiente con quince años de edad; tenía estatura promedio, su complexión siempre fue delgada, su cabello negro le asentaba mejor con su piel pálida. El aura que daba a los demás era el de un jóven inocente y tímido; debido a los gestos inconscientes que demostraba ante los demás, o simplemente por esos rubores que tenía ante cualquier cosa, las sonrisas que brindaban sus finos y delgados labios. Pero lo más sobresaliente de él, siempre fue ese incesante brillo lleno de inocencia y pureza que profanaban sus orbes oscuros. En los cuales reflejaba la inexperiencia de la vida, y lo expuesto que estaba ante el mundo.
Jungkook era lindo, aunque nunca hubo alguien que se lo dijera, y debido a ello se quedó con los relativos comentarios del pasado, los cuales traían consigo la peor de las hazañas acerca de él; donde le habían repudiado por ser un chico "insignificante", después de tantas veces escuchar la palabra "eres feo" ó "Tu aspecto da asco", entre tantas otras palabras hirientes, lo creyó.  Ahora aunque tratara de mirar su aspecto con orgullo o hermosura, lo único que miraba era al Jungkook del pasado. A pesar de ello y aunque no tuviera la confianza necesaria en su apariencia, siempre habían halagos y palabras alentadoras que levantaban su ánimo, provenientes de su único y fiel amigo Jimin; al cual conoció desde su llegada a Seúl, y se había hecho tan cercano a él tan rápidamente.
Jimin era proveniente de una familia sumamente adinerada y con buen estatus social, sin embargo, siempre se mostró noble y sencillo ante todos.
Siempre sabiendo como animar y hacer reír a Jungkook, ante cada situación que se presentara.
Ese chico ayudó a que Jungkook comenzara a ver las cosas de un modo menos torcido y tétrico.
Los cuatro años vividos en la nueva ciudad parecían ser mejores de los que vivió en el pasado.
Sin embargo no duraba mucho cuando se paseaba por los pasillos de la institución, ya que sin poder evitarlo un grupo de chicos no tan amistosos parecían olfatear su presencia. Cuando le hallaban le utilizaban como conejillo de indias para sus bromas y diversión.

—¡Pero miren a quien tenemos aquí!—. Habló el chico que acorraló a Jungkook, el cuál lo miró con ceño fruncido, y cierta inquietud, ya que ese chico siempre le molestaba sin razón alguna —Al parecer la rata ha llegado tarde el día de hoy—. Le insinuó a sus otros dos amigos, quienes miraron burlones el nerviosismo de Jungkook. Más el chico que tenía bien acorralado a Jungkook, le tomó fuertemente del mentón, alzandolo hasta su altura para que le mirara a los ojos.
No contando en que en ese preciso momento sonara la campana, avisando la entrada a clases.

—Jackson ¡vamos!—. Dijo uno de los otros chicos al líder quien bufaba sin dejar de mirar fulminante y divertido a Jungkook.

—Te salvó la campana, pero cuidate que no será así siempre—. Habló potente Jackson para seguido soltar a Jungkook e ir con sus otros dos amigos. Los cuales desaparecieron junto con él por los pasillos.

Jungkook Sobó con delicadeza en el área donde Jackson le había tomado con fuerza, ya que las marcas  quedaban fácilmente en su piel. Cuando el dolor cesó, se dirigió a su casillero, en donde cogió sus libros necesarios para las clases. Al término de ello cerró la puerta con rapidez, ya que estaba retrasado, y por ello corría por toda la escuela, hasta llegar a su aula. Mirando desde afuera a Jimin, quien le indicó con la mirada la ausencia del profesor y que podría entrar sin ningún problema al salón.
Jungkook con alivio se adentró, para ir hasta su amigo pelirrojo y tomar asiento al lado de él.
La plática fluida y llena de emoción por parte de su amigo no se hizo esperar, ya que desde que comenzó a hablar no paraba. Por ello Jungkook se limitaba a escucharlo, pero cuando los labios contrarios pronunciaron algo que llamó inevitablemente su atención, le paró en seco.

La Voz Del Alma (Vkook)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora