Capítulo 23

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Conforme pasaron los segundos y dejó de sentir el tacto de Taehyung, pudo respirar con normalidad, mirando en los ojos contrarios como le miraban inquisitivo.
Por segunda vez trató de mantenerle la mirada, sabiendo que ese chico que estaba frente a él, solo deseaba saber el por qué de su lloro. Consciente de que Taehyung era ignorante de la mayoría de las cosas que rondaban por su mente. Su pasado.
De cierta forma le parecía increíble el hecho de que el mayor le hubiera permitido no solo la entrada a su casa, sino también el hecho de querer ayudarlo; a pesar de que no sabía absolutamente nada acerca de él. Prácticamente era un completo desconocido.
El ver esos ojos avellana tan intensos y con un brillo hermoso, solo pudo sentirse aliviado. Olvidando por un momento todos los recuerdos e ilusiones que tenía hace unos momentos. Taehyung le hacía sentir tranquilo, como si realmente nada malo fuera a sucederle.
Esa mirada tranquila pero con cierto interés, no le causaba temor, como lo hacía Yoongi cuando le obligaba a mirarle.

--Solía escuchar Take me to church cuando comencé a interesarme por la música--. Sonrió mientras caminaba hasta quedar frente al teclado, al cual acarició mientras hablaba --En mi funeral lo único que pediría es que representen ésta canción para mí--. Asinceró mientras sonreía y se sentaba en el asiento de madera, donde estaba previamente sentado. Taehyung trataba de despejar la mente de Jungkook, quitando ese silencio en el cual el contrario solo le miraba pensativo.
No quería que se encerrara en su mente, lo hacía muy seguido. Quería que viviera en el presente y no se cuestionara tanto acerca de sus acciones. Deseaba hacerle ver el otro lado de la moneda; el más reluciente y bonito. No sabiendo por cuanto tiempo Jungkook lograría abrirse a él, consciente de que aunque eso nunca llegara a suceder, él siempre le vería igual, no le despreciaría o presionaría para hacerlo expresarse, y aunque de
Taehyung lo deseara, trataría de mantenerse a la raya y no cuestionar todo lo que estaba detrás de Jungkook.
Golpeó con su palma, el lado de su asiento, indicándole a Jungkook que se sentara junto a él. Después de verlo titubear unos segundos, creyó que era demasiado pronto para el pelinegro. Sabiendo el trabajo y los días que le costó el que se atreviera a tan solo mirarle, y en cambio lo que él pidió sin pensar, era demasiado cercano y por ende, incómodo.
Sin embargo todos esos pensamientos se vieron suspendidos en el olvido, ya que prontamente los pasos del menor se hicieron presentes; acercándose con cautela y cierta inseguridad que siempre salía inevitablemente a flote. A pesar de todo eso, terminó sentándose a su lado, lo más alejado posible; pero lo hizo y se sintió más tranquilo y satisfecho de que el menor tuviera la iniciativa de comenzar a relacionarse y no ignorar sus llamados.

La Voz Del Alma (Vkook)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora