Capítulo 11

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Taehyung se veía tan pacífico, aunque por dentro estaba tan nervioso, pero decidió alejar esa sensación para concentrarse en lo que hacía. En lo que pasaba por primera vez en su vida.

—¡Ah!—. Gritaba la mujer quien sudaba y trataba de cooperar con las indicaciones dadas previamente.

—¡Vamos! sé que puedes—. La animaba Taehyung, mientras sus compañeros enfermeros acomodaban toallas y tenían todo listo.

—¡Ya no puedo más!—. Lloraba la mujer desesperada y con sudor escurriendo de su frente.

—No te rindas, ya veo la cabeza, puja más y todo el dolor desaparecerá—. Hablaba decidido Taehyung quien estaba recibiendo a su primer bebé. Sabía que no era el indicado para hacerlo, pero la mujer quien también era indigente no tuvo otra opción, todo fue tan repentino que Taehyung tuvo que actuar rápidamente. No esperando a que llegara la ambulancia, ya que ese nuevo ser estaba a punto de salir y los doctores no llegarían a tiempo.

—¡Mmm! ¡Ahhh!.

—Vamos ya está saliendo—. Animó.

Y con un grito más de la mujer, pujó con fuerza, dando a luz. Los chillidos del bebé resonaron en todo el lugar y Taehyung cortó el cordón umbilical, mientras los enfermeros le tendieron una toalla donde cubrieron al bebé, y Taehyung lo tenía en sus manos. Observándolo emocionado para después acercarlo a su madre quien sonreía y le depositaba un tierno beso a su hijo en la frente.
Todos los enfermeros se sentían satisfechos y aliviados de ver el éxito de aquel parto que tuvieron que improvisar en dicho albergue.
Una de las enfermeras se encargó de coger al bebé para limpiarlo.

—Gracias Taehyung—. Agradeció la recién aliviada con una sonrisa cansada.

—No es nada—. Le sonrió de vuelta Taehyung, quien se quitó los guantes de látex y salió para lavarse las manos.

Observó la puesta de sol y entonces se alejó del refugio para dirigirse al callejón de siempre, pero solo que ahora ya no se ocultaba, se sentaba en el inicio del callejón, donde la luz cubría su cuerpo.
Ahora ya habían pasado cuatro años y tenía veinte años, en ese transcurso había madurado mucho para bien, no tenía vicios ni miedo a mostrarse como era.
Era pobre, lo sabía, pero no se avergonzaba de él mismo, a pesar de todo ello, había tenido distinta educación, pero efectiva de la misma manera.
Tal vez no había ido a una escuela de medicina, pero ese día había recibido a su primer bebé, cosa que muchos estudiantes a su edad no habían hecho aún.

Se sentía libre y bien con él mismo, todo fue al no recibir rechazo por parte de un niño normal quien le demostró la humildad y bondad que todavía existía en el mundo, dándose cuenta de que a alguien le había importado su existencia.
Tuvo más autoestima y algo que siempre hizo fue ir todas las tardes a aquel callejón para recordarse a sí mismo lo afortunado fue al tener la dicha de haber conocido a ese niño con sonrisa de conejo, llamado Kookie, quien le dió otra visión a su mente. Dándose cuenta de que tenía muchas cosas por las cuales luchar.
Algunas veces teniendo la esperanza de volverlo a ver, pero nunca sucedió, así que cuando el sol se ocultaba, volvía al albergue, no triste, sino recordando alegremente a ese niño quien le dió un significado a su vida.

Esa tarde iba caminando hacia una farmacia por medicamentos que hacían falta en el lugar, con esfuerzo y sacrificio los enfermeros le dieron dinero que juntaron para la medicina y se lo dieron a Taehyung quien se encargaría de ir a comprarlo.
Ya estaba afuera de la grande farmacia, y cuando estaba a punto de entrar, observó que una mujer quien también iba a entrar cayó al suelo estrepitosamente, mientras las personas se alarmaron y se acercaron.
Taehyung se acercó a ella, hincándose para darse cuenta de que ésta estaba inconsciente.
Comenzó a revisar su pulso el cual comenzaba a bajar, comprobando que no respiraba, entonces abrió los primeros botones de su blusa. Y en eso apareció un hombre alarmado.

La Voz Del Alma (Vkook)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora