37. Triangulo Amoroso

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Amanezco con Chris al lado, quien duerme profundamente, lo miro como Bridget Jones mira a Mark Darcy, sé que debo tener cara de enamorada con una pizca de adoración. Me levanto de la cama, luego de pasar por el baño, me dirijo a la cocina, pongo la cafetera a hacer lo suyo, mi manjar de las mañanas.

Delicioso café que sería de mi vida sin ti.

Las palabras de Chris de anoche me retumban en la cabeza y en el corazón.

Me ama ¿Si me ama?

Puede que sus palabras fueran producto del alcohol, mis inseguridades son las que hablan, decido ocupar mi mente en otra cosa, preparo desayuno mientras el olor a café innunda la cocina.

- Buenos días - su voz ronca me sobresalta y emociona a la vez.

Volteo a ver a Chris saliendo de la habitación, en nada más que su bóxer y la franela con la que durmió, mi mirada va desde sus pies descalzos hasta su rostro y me detengo en sus ojos divertidos que me observan.

- ¿Disfrutas del paisaje? - pregunta con su pícara sonrísa.

Siento mis mejillas arder, trato de controlarme y fallo estrepitosamente al ver que se acerca peligrosamente, me da un suave abrazo y me deja un beso en mi mejilla casi rozando mi cuello, mi cuerpo se eriza completamente ante su roce.

Bordea el mesón y se sienta frente a mi, se pone las manos en su sien, es señal de que tiene jaqueca.

- ¿Te duele la cabeza? - pregunto mientras sigo picando especies para la tortilla que voy a preparar.

- Un poco - dice con los ojos cerrados y el ceño fruncido. - ¿Cómo terminé aquí?

- Scarlett te trajo, según me dijiste, estaba dormida cuando me llamaste y me dijiste... Que me amabas... Que estabas en la puerta - me mira y sé que está tratando de recordar, pone su mano en la frente.

- Disculpa, no estuvo bien venir así - dice.

No, no, no claro que estuvo bien.

- No te preocupes - lo miro restándole importancia. - ¿No recuerdas nada? - le pregunto.

- No - contesta con una pequeña sonrisa vergonzosa.

- Bien, no pasa nada... Supongo que quieres café.

- Por favor - dice en tono suplicante.

Tomamos y disfrutamos del café, nuestro delirio, termino de hacer el desayuno mientras me dice que lo último que recuerda es que se tomó doble tanda de tequila con Anthony.

- A partir de ese momento se me borró el disco duro - admite con esa sonrisa arrebatadora, con la se le perdonaría hasta el mas infame pecado.

- ¿Se puede saber cómo terminé sin ropa, sin zapatos, sin reloj? - pregunta ahora con una pizca de picardia en la voz.

- Te traje hasta la cama y cuando te acostaste caíste dormido, así que te puse algo más cómodo - le respondo mientras acomodo mi cabello atrás de mi oreja y observo mi taza de café un tanto avergonzada.

Terminamos de comer y suena su teléfono.

- ¿Hola? - contesta.

- Si, claro que estoy en la ciudad.

- ¿No hay otra opción?

- Bien, voy para allá.

Cuelga.

- ¿Tengo algo de ropa aquí? - pregunta algo contrariado.

- Creo que si - finjo no estar segura, la verdad es que sé exactamente que si tiene varias prendas.

Un Amor Marvel  -Chris EvansDonde viven las historias. Descúbrelo ahora